PNV y EA aprovecharon ayer la presentación de los respectivos actos que han convocado como partidos para Aberri Eguna [información en páginas 2 y 3] para valorar la actual situación política y, especialmente, trasladar a la sociedad vasca ciertas espectativas en torno a un eventual proceso de resolución del conflicto político.

En Bilbo, la secretaria del EBB, Josune Ariztondo, dio lectural al documento que ha elaborado el PNV para esta jornada, en el que, por un lado, se afirma que «el ciclo vital de ETA toca definitivamente a su fin» como «se hace aún más más evidente» tras el atentado de Barajas y que, para avanzar en la normalización, debe haber «un cese definitivo de la violencia, un debate en igualdad democrática para todas las opciones», así como el logro de un acuerdo que sea ratificado por la sociedad vasca.

Al mismo tiempo, se aclara que «sociedad vasca es la Comunidad Autónoma, es Nafarroa y es Iparralde», y se plantea alcanzar un acuerdo que siente las bases de un «autogobierno definido en el plan Ibarretxe» y que concluya con «un poder judicial propio», un ámbito competencial «pleno» y un Concierto Económico «blindado».

El PNV insiste en que «el esquema para avanzar con solidez en el camino hacia la normalización política en Euskadi es: cese definitivo de la violencia, debate en igualdad democrática para todas las opciones, acuerdo y ratificación por la sociedad».

«Esperanza frustrada»

Eusko Alkartasuna presentó en Donostia su declaración de Aberri Eguna, en la que se reclama al Gobierno del PSOE, a ETA y a Batasuna que «restauren» la «esperanza frustrada tras el atentado de Barajas» y «reactiven» el proceso, «aparcando los cálculos electorales» y «pensando en el interés general de los ciudadanos».

En la comparececencia en la que tomaron parte el secretario general, Unai Ziarreta, y la secretaria de Comunicación, Onintza Lasa, EA reclamó unas «bases inexcusables» que hagan posible que el «proceso de paz» supere la «complicada situación» en la que se encuentra, y que pasan por el ofrecimiento de «garantías inequívocas» de la «apuesta definitiva» de ETA y Batasuna por el empleo de «vías pacíficas y democráticas». A José Luis Rodríguez Zapatero le exigió que asuma la «responsabilidad política que le corresponde, cumpliendo su compromiso de negociar con ETA» y «sin dejar» que este proceso sea «condicionado» por «quienes tienen interés en sabotearlo».