Las fuerzas iraquíes y de ocupación reconocieron ayer la muerte de una veintena de soldados en atentados y emboscadas en diversos puntos del país. Las mismas fuentes informaron de la muerte de cuatro soldados británicos y su intérprete civil como consecuencia de una explosión al paso de su vehículo cerca de Basora, en el sur de Irak, en el que se consideró como el más grave ataque al contingente británico en los últimos cuatro meses.

Por otra parte, al menos diez soldados iraquíes murieron y otro resultó herido en un ataque de la insurgencia iraquí en Mosul. Fuentes de la seguridad de la ciudad explicaron que las muertes se produjeron en un ataque de alrededor de 40 rebeldes a un puesto de control militar, aunque aseguraron desconocer el número de bajas entre las filas de los insurgentes, que abnadonaron el lugar antes de la llegada de refuerzos.

La Policía local informó de que un civil murio por disparos de un grupo de desconocidos en el barrio de Yazair, en el este de la ciudad, y dos cadáveres fueron hallados en distintos puntos de Mosul.

Por otra parte, el ejército estadounidense comunicó la muerte de seis de sus soldados, cinco en una explosión y el sexto abatido a tiros la víspera en Bagdad. Estas nuevas bajas se suman a las dos víctimas mortales que el mando militar estadounidense comunicó con anterioridad en sendos ataques en el sur y el este de Bagdad. Además, el ataque de un grupo insurgente contra un helicóptero estadounidense se saldó con heridas a cuatro se sus ocupantes.

La secretaria de Estado, Condoleezza Rice habló ayer de un posible encuentro bilateral con su homólogo iraní, Manouchehr Mottaki, en el marco de la conferencia sobre Irak prevista a principios de mayo.