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CRÓNICA CINE Y RELIGIÓN

La fe de los grandes estudios de Hollywood mueve montañas de dinero

Rocío AYUSO

La fe mueve montañas, y en Hollywood están especialmente interesados en que esas montañas sean de dinero.

Los estudios quieren que los feligreses acudan a las salas de cine con la misma devoción y, sobre todo, frecuencia con que lo hacen a sus respectivos templos. Y ese interés se ha hecho más patente que nunca en estas fechas, en las que las celebraciones religiosas se multiplican en un país como Estados Unidos, en el que el 58% de los ciudadanos dice ir regularmente a la iglesia.

Este dato, parte de una encuesta que cita la revista «Variety», se traduce en un total de 128 millones de adultos que dicen asistir a un servicio religioso al menos una vez al mes. 128 millones que Hollywood quiere llevar a sus cines a ser posible con la misma frecuencia.

Los 609 millones de dólares que recaudó en taquilla el fenómeno religioso y cinematográfico «The Passion of the Christ», de Mel Gibson, demostraron que con el filme adecuado la meta es alcanzable.

Otros éxitos, como el de «The Chronicles of Narnia» y «The Da Vinci Code», con sus 745 y 758 millones de dólares respectivamente en la taquilla mundial, también martillearon en la misma idea, aunque sus guiones fueron más allá de la fe para llegar a todos los públicos.

Pero la búsqueda continúa con una división religiosa en cada estudio que se precie dedicada a encontrar este tipo de proyectos. Pueden ser Fox Faith, Warner Faith o Sony Triumph, estudios populares que han añadido a su nombre un toque angelical con palabras como «fe» o «triunfo» para definir sus intenciones. O los más independientes Lions Gate o The Weinstein Company, en ambos casos despegándose de sus otros proyectos más conocidos y laicos, a veces hasta blasfemos, como son sus divisiones dedicadas al cine de horror sangriento tipo «Saw».

Entre estas producciones menores pero con un significado que quiere «trascender» la producción habitual de Hollywood está el reestreno esta semana en EEUU de «Peaceful Warrior» (guerrero pacífico). El filme independiente escapa al radar de los grandes estrenos, pero no al de los ejecutivos que se han dado cuenta de que existe un público para la cinta basado en el libro homónimo de Dan Millman que, según asegura el propio autor, «cambia vidas».

«Hay un gran apetito en el público, y hablo también del gran público, de películas que le den un mayor significado a sus vidas», explicó a la prensa John Raatz, fundador de otra de estas divisiones en busca de proyectos en los que creer, como el Visioneering Group.

Religión y sexo

Todo vale, porque lo que no existe es un molde que defina a este amplio grupo de posibles espectadores. De la misma forma que sus credos son diferentes, las formas de ganarlos para el cine son múltiples. Está por ejemplo el Círculo Espiritual del Cine, un servicio de videoclub por suscripción que conecta a una audiencia «espiritual» en todo el mundo. Los miembros reciben invitaciones para un preestreno antes de que lleguen al gran público aquellas películas con temas espirituales, preestrenos que ofrecen motivo de reflexión a los devotos y, a los estudios, la posibilidad de poner en marcha ese boca a boca que tan bien le vino a Gibson.

La fe de los feligreses y la esperanza de Hollywood también se dan la mano en la página wingclips.com, servicio que, por doce dólares al mes, ofrece acceso a numerosos clips de películas que ilustren las doctrinas de cada religión. Un servicio en el que, junto a títulos más vinculados a la religión, como «Bridge to Terabithia», en el que se habla sobre si una joven debe de ser admitida en el cielo, están esos otros en apariencia más laicos como el drama «World Trade Center», la comedia «Nacho Libre» y la superproducción «Spiderman 3».

Quizá porque, como bromea un realizador que la revista «Variety» identifica como cristiano, aunque no cita expresamente su nombre, «hoy en día la religión en Hollywood ocupa el lugar que ocupó el sexo en los 50: está ahí, aunque no sea obvio».

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