Entraba dentro de lo previsto, pero era un secreto a voces que nadie -excepto el míster rojillo- deseaba enfrentarse al Sevilla en las semifinales de la UEFA. El que sea un rival contra el que se juega todos los años en competición doméstica y que el factor sorpresa quede neutralizado eran dos razones esenciales para preferir al Tottenham.

Incluso el goleador Juanlu, pese a su pasado verdiblanco, era de esta opinión «porque nos hemos enfrentado en las tres eliminatorias anteriores a equipos superiores en cuanto a presupuesto e historia, que pensaban que jugaban contra la cenicienta del torneo, y mira lo que les ha sucedido».

Tampoco hay que olvidarse que los andaluces pasan por ser uno de los conjuntos de moda y más en forma de Europa. Son, junto al Manchester United y Chelsea, una de las tres escuadras que todavía tienen posibilidades de alzarse con tres competiciones. Además, su poten- cial, sobre todo en el apartado ofensivo -Kanouté, Kerzakhov, Chevantón, Luis Fabiano y Jesús Navas- ha ganado muchos enteros en estos dos últimos años.

No en vano, el presidente osasunista, Patxi Izco, reconoció que «será una eliminatoria más disputada que las anteriores», si bien aseguró que el Sevilla «no nos va a ganar en cuanto a ánimo y ganas».

Para el mandatario rojillo, precisamente el apretado calendario de fin de temporada de los hispalenses puede ser una circunstancia favorable «porque llevan un buen desgaste», algo que podría favorecer la clasificación de la escuadra navarra para la final, «lo que sería ya la pera», exclamó ilusionado.

Izco, que confirmó que se iniciarán las conversaciones para la renovación de Ziganda cuando se consiga la permanencia, desveló que durante el sorteo de los cuartos de final responsables del Sevilla ya le comentaron que «no nos querían ver ni en pintura», lo que hace indicar que los de Nervión «también están preocupados».

14 años sin ganar en El Sadar

Y esa es la otra cara de la moneda, la que se ve desde el barrio sevillano. Osasuna se ha convertido en su bestia negra durante estos años, dejándoles en la cuneta en las eliminatorias a doble partido que se han disputado en las últimas campañas.

En lo que va de este siglo, los rojillos les han dado la voleta en las tres recientes ediciones coperas en las que se han medido: 2000, 2003 y 2005, ésta última en la que se llegó a la final. Junto a ello, los hispalenses no saben lo que es ganar en El Sadar desde hace catorce años y la temporada pasada se quedaron fuera de la Champions al ocupar Osasuna el cuarto puesto.

Todos estos envites se han caracterizado, además, por ser una lucha encarnizada -sin tratarse de un eufemismo, como en la última jornada de la 2003-2004, en la que Bakayoko y Alfaro protagonizaron una tángana-, aunque las aguas han vuelto a su cauce en los últimos tiempos.

Una estadística que no parece importarle mucho al técnico sevillista, Juande Ramos, quien a renglón seguido del sorteo de los cuartos afirmó con prepotencia que del choque entre Sevilla y Tottenham iba a salir uno de los finalistas, menospreciando a los conjuntos de la otra eliminatoria del cuadro.

Rozando el sobresaliente

Osasuna recibió una puntuación de 8,81 sobre diez por parte de los responsables de la UEFA en lo que se refiere a organización en el partido contra el Leverkusen. Los únicos aspectos que este organismo evaluó como negativos fueron la actitud de los recogepelotas, que se devolvieran tarde los balones desde la grada o que se vendiera alcohol en algunos estableci- mientos situados en los aledaños del estadio.