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Maite SOROA

Otro chorreo a Garzón

Después del vapuleo de la víspera, Garzón respondió y, lejos de amansar a las fieras, consiguió excitarlas aún más. Ayer, en «El Mundo» y en «La Razón» volvían a dedicarle sendos editoriales.

El de Pedro J. le descalificaba por intentar maquillar «hechos fehacientes de los que tiene constancia el Tribunal Supremo». Y de hacerlo, «con la mala prosa y frivolidad argumental que caracteriza a quien trata de conducir más asuntos de los que puede abarcar». El escribiente agregaba, para más inri, que «lo esencial no es si Batasuna ha dispuesto de las herriko tabernas embargadas -ni él mismo lo sabe-, sino el hecho de que las medidas de embargo se dictan para impedir hacer uso de los bienes señalados, algo que la negligencia de Garzón ha impedido garantizar. Es patético que este magistrado trate de escurrir el bulto con un argumento tramposo». Y, en la conclusión, la puntilla: «Lo que queda patente es el descuido constante de Garzón en asuntos de su juzgado desatendiendo sus obligaciones profesionales en una institución estratégica para el Estado de Derecho como la Audiencia Nacional. Eso, mientras derrocha tiempo en actividades extravagantes para un magistrado (desde dirigir documentales a hacer entrevistas), por las que recibe gratificantes recompensas. Si lo suyo es el show business, que deje la judicatura».

También en «La Razón» le castigaban el higadillo, porque su respuesta «es impropia de un magistrado en activo, con elevadas responsabilidades en la Audiencia Nacional». Y le descalifica: «En un gesto más mezquino que elegante, el magistrado le ha endosado al juez Marlaska, su sustituto mientras disfrutó de un permiso en EEUU, el hecho de que hubieran caducado el 29 de abril de 2006 las anotaciones de embargo. Pero calla Garzón que no todas caducaron en esa fecha, sino que la mayoría lo hicieron con posterioridad y cuando él ya se había reincorporado. Por último, tampoco resulta convincente el magistrado cuando asegura que «en ningún momento ha existido el más mínimo riesgo» de que los bienes embargados volvieran a manos de Batasuna. O Garzón trata de confundir a la opinión pública o, peor aún, ignora lo que dice la Ley Hipotecaria». Y el chorreo: «en contra de lo que afirma Garzón, las 48 `herriko tabernas' sí han corrido riesgo de escapar al control de la Administración; es evidente que de no haber sido así, ni el Supremo ni el Poder Judicial se hubieran molestado en pedirle explicaciones. Es probable que nada de todo esto hubiera sucedido si el magistrado hubiera demostrado más dedica- ción y diligencia a sus obligaciones». Como en la escuela...

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