En su artículo, «Nafarroa y corrupción, dos caras de la misma moneda» el señor Patxi Urrutia se permite comparar a personajes condenados por corrupción como Roldán o Urralburu,con una fuerza como Batzarre de Burlada, al afirmar: «quedan detalles por aclarar en Ripagaina, donde gestionan PSN, Batzarre y Aralar», lo cual causa extrañeza y sonrojo por una acusación absolutamente gratuita donde no se sabe qué prevalece más: la estulticia o la degradación política.

Hace estas gravísimas acusaciones sin aportar pruebas ni mencionar un solo acuerdo municipal ni nada de nada. Está claro que con tal de ensuciar y calumniar al adversario político, todo vale incluida la mentira, la siembra de dudas, la demagogia.

Sirva el relato de unos hechos del pasado año, para poner encima de la mesa el proceder de este señor. En una conversación en un local público entre nuestro antiguo militante de Batzarre, Patxi Urrutia, otra tercera persona militante de Batzarre y yo, recrimino a Patxi por varios artículos en los que acusaba a Aralar y Batzarre de apoyar el proyecto de Ripagaina: «Patxi, te invito a que me digas, mirando todas las actas municipales, en qué momento Aralar y Batzarre hemos apoyado dicho proyecto, el cual por cierto, fue aprobado la pasada legislatura sin nuestra presencia en el Ayuntamiento». Su respuesta fue dirigirse a la otra persona: «¿Por cierto, qué tal tu moza?». O sea, mutis por el foro, porque es incapaz de sostener de frente tan grave acusación.

Esperábamos de ti algo más de ética y rigor a la hora de ejercer la siempre legítima crítica política, máxime cuando hemos compartido y liderado en ocasiones la denuncia de varios de los casos de corrupción a los que aludes en tu artículo. Si por algo se ha caracterizado Batzarre, y tú lo sabes muy bien, ha sido por la denuncia de los privilegios de la política, de la corrupción, cuando había pruebas, y de enarbolar una ética del altruismo, la transparencia y la entrega a los demás en el ejercicio público. Lo menos que se puede exigir a cualquier ciudadano que exhiba denuncia pública es rigor y ética, lo opuesto al «calumnia que algo queda».