La programación que tenemos a nuestro alcance en las parrillas, ¿es el reflejo de la mente de los programadores de las cadenas, de sus accionistas, de sus directivos o simplemente un cúmulo de casualidades, modas y circunstancias? Como todavía mantengo flecos del cabreo de los callejeros de salón de Cuatro y su difamación de un magnífico barrio bilbotarra, he llegado a la conclusión de que sus dirigentes necesitan un sicólogo y para disfrazarse, para extender su necesidad lo que han hecho es sicologizar su parrilla.

Hay un programa que se llama «SOS adolescentes», que no es otra cosa que un cursillo acelerado de sicología conductista. Una terapia de baja intensidad, mediatizada y, por lo tanto, anulada en sus principios científicos, aunque proporcione el espejismo de programas que tienen interés general. No está claro su eficacia. Es un paliativo y un ejercicio de cronificación de algunas conductas y de algunos adolescentes que al verse y ser vistos en televisión, quedan marcados para toda su vida en el instituto, la calle o grupo de amigos y amigas. Yo lo estudiaría a la luz de la ciencia y no del complejo del programador.

¿Qué podemos decir de «Súper Nanny»? Pues, casi lo mismo, vemos a unos niños histéricos e histerizados, que se comportan como estrellas del reality show. No deja de parecerme una intromisión en la intimidad de esos niños. Que los padres quieran aparecer, que intenten encontrar una solución mágica, que incluso se ganan unas perrillas para alicatar hasta el techo del lavabo, lo encuentro comprensible, pero que conviertan a sus hijos en fieras de una feria de monstruitos, no es demasiado bueno. Es estigmatizar a los pequeños.

Nuevo programa en Cuatro: «Desnudas». Y de nuevo una muestra del «buenismo» imperante. Un joven sicólogo esteticista intentando convencer a una mujer corriente de que debía aceptar su cuerpo, resaltarlo y no pasar por el cirujano es un buen mensaje, pero a costa de convertir a esa persona en un producto televisivo de consumo rápido y siempre con la sicología barata como bandera. ¿Tendrá Polanco entre sus muchos negocios gabinetes de sicólogos? Lo parece.