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«Me molesta cómo se disfraza la realidad: falta al respeto al espectador»

JOSé MARíA DE ORBE

DIRECTOR DE «LA LíNEA RECTA»

Ha esperado hasta llegar a la cuarentena para afrontar su ópera prima, un trabajo al que se ha enfrentado, dice, como si tuviera 25 años y pudiera arriesgarlo todo. Para ello ha aparcado un bagaje de muchos años y éxitos en el terreno de la publicidad. En «La línea recta» explora el vacío y la soledad desde un personaje de la periferia, tanto geográfica como social.

Amaia EREÑAGA | DONOSTIA

Noelia (Aina Calpe) es una joven que vive o transita, más bien, por la vida en un barrio de la periferia barcelonesa. De noche, trabaja en una gasolinera; de día, reparte propaganda en los buzones. No tiene amigos, no tiene dinero, no sonríe. Este personaje al borde de la marginalidad, extraño, es el protagonista de «La línea recta», el largometraje que se estrena hoy en Madrid, Barcelona y Donostia, y que ha pasado por festivales como el de Gijón. Aunque llega con el «sello catalán», ya que ha sido producida con ayudas de las instituciones catalanas y el ICAA madrileño, la firma un guipuzcoano asentado en Barcelona, José María de Orbe, un publicista poco clásico -hace varios años ganó todos los premios del Festival de Publicidad de Donostia por su conocido spot para BMW, el de las relajantes carreteras sinusosas-, que se aleja conscientemente de la comercialidad en su primer trabajo en el cine y sólo busca ser «fiel a mi mismo». Este hombre, que reconoce preferir la periferia al centro -«prefiero estar en Catalunya que en Madrid, prefiero ser de Astigarraga que de San Sebastián, porque me gusta ver los polos desde fuera»-, se reconoce deudor del neorrealismo y muestra su admiración por el cine de Robert Bresson. El ascetismo preconizado por el cineasta francés se plasma en el planteamiento de «La línea recta», un trabajo que «o gusta o lo odias».

¿Por qué un personaje que, supongo, tiene tan poco que ver con su vida personal?

Todo el mundo ha pasado en su vida por circunstancias que pueden hacerle sentirse aislado de su entorno y yo quería hablar del vacío, del vacío que he sentido muchas veces, a veces rodeado de mucha gente. A mí no me gusta ir a conciertos o actos de masas porque me siento muy solo. Igual soy un bicho raro.

Me está diciendo que sufre de agorafia.

(Risas) Yo creo que soy fóbico y que Noelia también lo es. Los fóbicos tenemos una relación con el poder. Pero, bueno, el caso es que la película surgió de la idea de hablar de un tipo de personajes de los que nadie habla en el Estado español.

Está al borde del precipicio, de una desgracia.

Es un personaje que está en una línea muy fina, recta: da un paso hacia abajo y cae en la indigencia; y, sin embargo, con un paso hacia arriba, o sea, si cogiera una de las manos que le tienden, podría salir del hoyo. A mí una persona que me influyó mucho fue Eduardo Chillida. Trabajé muchos años en un documental que hicimos con su hija sobre él, y Eduardo me decía que él se planteaba la obra de arte como una pregunta y, si ya conocía la respuesta, no tenía sentido que hiciera la obra. Me planteé la película igual, lo cual es un planteamiento atípico en el mundo del cine.

Un guión que se cambia sobre la marcha, los diálogos son improvisados, se incluyen escenas de la vida real... Una aventura.

La idea era esa: meterse en un proyecto y plantearse una serie de preguntas. Y la respuesta te la da el público.

¿Documental o ficción?

Es pura ficción, lo que pasa es que recurre a cosas del documental por falta de medios. Estamos acostumbrados a una ficción en la que el director constantemente se muestra, pero yo me oculto. Yo quiero momentos de verdad, autenticidad, y para eso hay que dejar que la cámara corra, ruede sin parar. Cortaba lo menos posible; de hecho no he rodado planos cortos o recurso... y yo no me concedí a mi mismo la posibilidad de arreglar la película en el montaje. Me molesta mucho que en un drama real se disfrace la realidad. Creo que el espectador es mucho más inteligente, sensible y sagaz, y no hace falta de la prepotencia del director, que te diga que te la va a edulcorar para que lo puedas digerir. A mí, personalmente, me parece una falta de respeto. Cuando se hace una comedia, cuando se busca entretener, me parece bien, pero cuando se habla del mundo del trabajo o de problemas reales...

«Es mi primera película y es como si tuviera 25 años y la misma valentía»

¿Hay algo de propio en esta película?

Al elegir a un personaje femenino quería alejarme de alguna manera del alter ego, porque es algo muy común que en tu primera película te salga. A mí me molesta el cine de director por su ego. Soy muy de influencia oriental; creo que tu proyección la alcanzas cuando te olvidas del ego, cuando más te alejas de él más te acercas a tí mismo. Por eso elegí a un personaje femenino, pero aún así hay mucho de mí. Veo la película y me veo constantemente. Incluso haciendo publicidad me he sentido marciano muchas veces.

Pues no se nota su «toque» de publicista.

Llevaba muchos años queriendo hacer una película como yo la sentía y no la podía fastidiar.

El estilo es austero, un ejercicio de humildad.

Lo necesitaba. Cuando emprendes una película de una manera un poco tardía y con mucha experiencia, con mucho oficio por detrás, necesitas hacer un ejercicio de humildad: es mi primera película y es como si tuviera 25 años. Me tenía que sentir con la misma valentía y quitarme lo que pudiera dar la experiencia.

La ha rodado en Catalunya, ¿pero tiene relación con el cine que se hace en Euskal Herria?

Tengo una buena relación con un productor, pero no más, aunque la próxima película la quiero rodar en Euskadi. Tengo un guión, pero lo que pasa es que no sé si mis circunstancias familiares me lo permitirán, porque hacer una película me lleva dos años mínimo sobre el terreno. Es la relación de un padre y un hijo, pero ya veremos, porque cambia tanto. Son obras vivas, digamos, porque puede acabar siendo un tío y un sobrino, o un cura y su amigo... Yo empiezo por un lado y acabo por otro. Creo que será una película comprometida y creo también que no gustará a mucha gente.

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