«Kosovo está dedicado, sin duda, a edificar un Estado democrático y moderno para todos sus ciudadanos, indistintamente de si son minoría o mayoría», declaró el presidente kosovar, Fatmir Sejdiu, tras la reunión con la misión del Consejo de Seguridad de la ONU que visita Pristina y ante la que los líderes albanokosovares defendieron un Kosovo independiente como única salida al conflicto. «Por supuesto, la principal responsablidad corresponde a los mayoritarios albaneses, para que con persistencia alienten los procesos de integración de las comunidades minoritarias», agregó.

Sejdiu se mostró convencido de que tras la visita no habrá aplazamientos en la decisión sobre el estatus de Kosovo y confió en que en mayo el Consejo de Seguridad apruebe una resolución definitiva.

Al respecto, el primer ministro, Agim Çeku, aseguró que «Kosovo está preparado, tiene edificada una estructura estatal, se considera un Estado y funciona así». Señaló que la decisión sobre su futuro debe fundamentarse sobre la propuesta del mediador internacional, Martti Ahtisaari, de conceder a la provincia una independencia bajo supervisión internacional.

La delegación de la ONU se reunió también con el jefe de la administración provisional internacional UNMIK, Joachim Rücker, y con el comandante de la fuerza de la OTAN (KFOR), el general Roland Kather.

Los quince embajadores de la ONU tienen previsto visitar Gracanica, un enclave próximo a Pristina habitado por serbios, la dividida ciudad septentrional de Mitrovica, y varias aldeas tanto albanesas como serbias, que sufrieron daños en la guerra o durante las olas de violencia postbélicas.

A iniciativa de Rusia, el Consejo de Seguridad envió a Kosovo una misión para ver sobre el terreno en qué medida se han cumplido las «normas democráticas» exigidas por la Resolución de la ONU, que en 1999 recogió el plan de paz.

La visita es previa al debate sobre el plan Ahtisaari para determinar el futuro estatuto legal del enclave.