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Floren Aoiz Escritor

Cargas de profundidad contra el proceso

A la hora de redactar estas líneas no se sabe qué ocurrirá con las listas electorales que han sido consideradas afines a la izquierda abertzale. Hay quien cree que alguno de los tribunales españoles en cuyas manos queda el asunto puede cambiar el panorama. Ya lo veremos. Sí se sabe que el Gobierno español ha decidido proclamar a los cuatro vientos su voluntad de impedir un proceso político de resolución del conflicto. Lo ha hecho, como es su estilo, jugando la carta de la provocación a la derecha, que -como siempre- en su papel, ha corrido a denunciar la enésima claudicación de Rodríguez Zapatero. Acaso alguno de sus eminentes asesores le ha dicho al de La Moncloa que dejar de impugnar algunas listas de ANV es un inteligente guiño a las bases de la izquierda abertzale. Puede que le hayan sugerido que así evitaría aparecer como enemigo de la paz. Es posible: ya hemos podido comprobar que para ciertos puestos de responsabilidad no se exige saber hacer la O con un vaso.

Con todo lo grave que pueda parecernos la actitud adoptada por el Gobierno español y sus apéndices contra los derechos de miles de ciudadanos vascos, lo más preocupante es que no es un dato novedoso, sino la confirmación de la estrategia del PSOE, que en más de un año de alto el fuego ha perdido todas y cada una de las oportunidades de empujar el proceso hacia adelante. Llueve sobre mojado, aunque esta vez el aguacero amenace con desbordar todos los diques.

El pasado domingo 29, mientras miles de personas celebrábamos en Baigorri el Nafarroaren Eguna, Zapatero arengaba a los suyos en Iruñea en un acto marcado por el inmovilismo político y la defensa de la imposición antidemocrática de la voluntad española sobre la sociedad vasca. El presidente del Gobierno español no es nadie para hablar de la articulación interna de los vascos, pero que haya tenido la osadía de repetir la mentira de que los navarros ya hemos decidido tiene una relevancia política que no puede pasar desapercibida.

Rodríguez Zapatero sabe muy bien que decir no a una propuesta política de mínimos, democrática, razonable y factible es cerrar las puertas a la paz. Lo sabe, y en un gesto clarificador, se tomó la molestia de desplazarse a la capital histórica de Euskal Herria para proclamarlo a viva voz.

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