FInal Four Atenas 2007
La epopeya resultó ser una pesadilla con un final tristemente conocido
La historia del Baskonia sigue estancada en el penúltimo capítulo. La prueba, ayer de Panathinaikos, volvió a ser demasiado dura para los protagonistas azulgranas y la epopeya griega resultó no ser más que la continuación de aquella pesadilla que comenzó en Praga.
TAU BASKONIA 53
Jon ORMAZABAL | ATENAS
Dentro de la dureza de caer eliminado tan cerca del Olimpo baloncestístico continental, lo más duro de la derrota de ayer es el daño que puede terminar creando en el siempre tan socorrido «carácter Baskonia» volver a caer eliminado sin haber llegado a competir. Y es que, la reacción del último cuarto con un parcial de 0-10 que llegó a poner a los baskonistas a seis puntos 56-50, pudo valer para mejorar algo la imagen, pero lo cierto es que la sensación de impotencia demostrada puede terminar calando hondo.
Con entrenadores de más poso o calado, con mayor o menor caché, son ya demasiadas las oportunidades que se están dejando escapar y las sensaciones de equipo perdedor que se están generando pueden ser lo peor para un club que ha hecho de su ambición el cimiento en el que ha apoyado su crecimiento.
Los jugadores referencia del proyecto también volvieron a salir tocados de una cita que para lo bueno y lo malo se magnifica tanto, ya que Peker y Erdogan, dos buenos apoyos pero con los que no vale para aspirar a la Euroliga y Planinic, el balón volvió a quemar demasiado en citas de máxima exigencia.
Salvo porque Panathinaikos tampoco estuvo especialmente acertado en ataque, las sensaciones se parecieron mucho, quizá demasiado a las de Praga. Los sistemas ofensivos brillaron por su ausencia y el 3/12 en tiros de campo y las seis pérdidas acumuladas en el primer parcial, junto con la lesión de Prigioni al intentar robar un balón, recuperaron sensaciones vividas hace un año.
Sólo una mejor defensa, con ayuda de los exteriores en el rebote, ése gran hándicap eterno, permitió al Baskonia aguantar en la pelea. Maljkovic pidió que las canastas no fueran baratas y no lo fueron pero sobre todo para los gasteiztarras.
Las penetraciones de Planinic al comienzo de la segunda parte dieron algo de vida al equipo gasteiztarra, pero los triples de Vujanic y Siskaukas contra la zona que Maljkovic opuso a los cuatro pequeños colocados por Obradovic le permitió dar otro arreón para plantarse en el descanso con catorce puntos de ventaja, 35-21 al descanso tras una polémica canasta sobre la bocina.
Pese a dominar esa asignatura pendiente del rebote, el tiro exterior, 6/12 en triples por 1/9 para los vascos, doblar las pérdidas de los griegos, 6 contra 12, fueron un obstáculo excesivamente duro e insalvable y Maljkovic tampoco salió excesivamente bien parado, incapaz de dar la vuelta a la dinámica.
Reacción tardía
En la reanudación ya sólo quedaba el recurso de la épica y ésta tampoco acudió a un escenario tan apropiado como el OAKA. Como en el Sazka Arena, Erdogan lo intentó tras el descanso, pero el equipo, jugadores y técnicos carecieron de esa chispa o reacción para poder dirigir esa ola que se les había puesto en contra desde el salto inicial.
Sólo en el último cuarto, cuando Obradovic parecía más preocupado en evitar lesiones o contratiempos que le puedan apartar del camino a su sexta Euroliga, dando entrada a jugadores prácticamente descartados como Delk, pudo el Baskonia acercarse a poner en solfa el triunfo local.
Un triple de Prigioni y los tiros libres de Erdogan, acompañados por fin de una canasta de un desaparecido Scola lograron alimentar el último halo de esperanza cuando el Baskonia se acercó a seis puntos, pero la reacción careció de la consistencia suficiente para descarrilar a un Panathinaikos que decidió con otro triple de Vujanic.
Cariacontecido aunque sereno y digno, Bozidar Maljkovic desgranó la amarga derrota sufrida en la tarde de ayer ante Panathinaikos.
«Este partido lo jugamos a un nivel mucho menor que el habitual. Empezamos el partido con unos errores decisivos en defensa. Hemos perdido en el uno contra uno muchas veces, no hemos estado muy lentos en las ayudas, en lugar de tener rapidez. Algunas veces confundimos nuestras posiciones y un equipo como Panathinaikos, con tanta calidad y con tanto talento ofensivo, lo ha sabido sancionar», comenzó.
La parte ofensiva de su juego tampoco quedó bien parada. «Hemos tenido dos problemas en ataque: hemos perdido balones y jugamos con mucha prisa y sin lógica. También hemos tenido muy malas continuaciones, a pesar de haber trabajado muchísimo», aseveró el de Otacec.
No obstante, su amargura se traslució aún mejor a la hora de referirse sobre los tiros libres. «Un partido serio, contra un gran equipo como Panathinaikos, no puedes fallar diez tiros libres. Si, normalmente, falláramos sólo dos o tres tiros libres sería mucho más difícil para Panathinaikos ganarnos», dijo, visiblemente disgustado.
Fiel a su política de ser justo a la hora de repartir también elogios, incluso en medio del desastre, mencionó el amago de reacción de sus jugadores mediado el último período y cómo y por qué no se llegó a completar.
«En el último cuarto mejoramos mucho en defensa. Especialmente en los bloqueos directos, comenzamos a pasarlos por delante y controlamos bien el rebote, y eso que, comparando con ellos, somos un equipo pequeño. Así logramos acercarnos a seis puntos de desventaja. Sin embargo, otra vez volvimos a cometer diversos errores y Panathinaikos ha ganado gracias a nuestros defectos defensivos y, además, saliendo por faltas algún jugador nuestro como Luis Scola. En ningún momento mantuvimos la calma y jugadores importantes estuvieron nerviosos. Por eso no jugamos como debíamos jugar. Un partido importante es diferente, porque hay partidos donde tendrás dificultades para jugar como quieres. Éste es el resumen de este partido», dijo.
Por otro lado, Maljkovic sorprendió con un inciso sobre sus aleros, particularmente cuestionado por Fred House. «Mi equipo no tiene «treses». Sólo House puede defender a hombres altos. No tenemos otro recurso».
Bien distinta fue la faz de Zelimir Obradovic en sala de prensa, aunque se mostraba exigente con los suyos para la final.
«Jugamos un buen baloncesto, pero debemos jugar mejor, especialmente más rápido en ataque».
«Nunca vi peligrar la victoria. Excepto tras un triple de Erdogan, en todo momento controlamos el partido con cierto margen», sentenció el entrenador serbio de Panathinaikos.