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Tony Blair anuncia que presentará su dimisión el 27 de junio

La retirada del poder de Tony Blair no es ninguna sorpresa; sólo faltaba por saber la fecha. Ayer la anunció oficialmente: el próximo 27 de junio presentará su dimisión como jefe del Gobierno británico y líder de su partido, el laborista. De todas formas, pese a su anuncio, seguirá al frente del laborismo y del Gobierno hasta que su sucesor sea elegido en una votación entre diputados, miembros de su partido y los sindicatos. En cualquier caso, es tiempo de balance.

GARA | LONDRES

«Hoy anuncio mi decisión de dimitir del Partido Laborista. El partido elegirá ahora un nuevo líder. El 27 de junio presentaré mi dimisión del cargo de primer ministro a la Reina», anunció ayer Tony Blair, desvelando así, por fin, cuándo cederá el poder. Con este anuncio, comienza formalmente la campaña para suceder a Tony Blair (a quien aún quedaban dos años de mandato) al frente del partido y del Gobierno. La situación es, desde luego, cuando menos inusual, de ahí que no sorprenda que los liberal-democrátas hayan presentado una moción parlamentaria en la que piden a la Reina que disuelva el Parlamento y convoque elecciones generales. Pero nada indica que eso vaya a ocurrir, así que el debate se centrará en ver qué líder laborista logra el mayor número de apoyos en el partido (en el despiece que acompaña a estas líneas explicamos el procedimiento).

Aunque aún no ha hecho pública su candidatura, Gordon Brown parte como claro favorito. Los dos únicos políticos que se han atrevido a retar al poderoso ministro de Finanzas, dos diputados del ala izquierda del laborismo, aplazaron ayer hasta el lunes la decisión definitiva sobre quien de ellos concurrirá a las elecciones internas del partido. Se trata de los parlamentarios Michael Meacher, de 67 años y que ha sido secretario de Estado en los Gobiernos de Blair, y John McDonnell, de 55. Sin embargo, sus niveles de apoyo son «muy ajustados», por lo que es posible que no logren reunir las 45 firmas necesarias de diputados laboristas para entrar en la carrera por la sucesión, aún incluso uniendo sus fuerzas. En caso de que finalmente no reúnan las firmas necesarias entre sus correligionarios en la Cámara de los Comunes, Brown, que se espera que anuncie en los próximos días su candidatura, podría ser el único aspirante al trono laborista y, en ese caso, sería proclamado sin necesidad de que se celebrase una votación.

El factor Brown

La constante presión de Gordon Brown (escocés de 56 años de edad) ha sido uno de los factores que explican la decisión de Blair (unido al desgaste en el poder y a sus fracasos internacionales). Parece claro que la paciencia y constancia de Brown puede darle por fin el resultado apetecido, pero los analistas coinciden en que su carisma y su fuerza de convicción están lejos de poder compararse con las que tiene (o tenía) Tony Blair. La consecuencia de ello es que a su formidable capacidad intelectual (según coinciden simpatizantes y detractores) no le acompaña el entusiasmo que necesita generar entre los laboristas en particular y los británicos en general. A los mandos del Ministerio de Economía era conocido como el «canciller de hierro». Es ambicioso y dicen que brillante, pero le falta popularidad y gancho, y eso podría ser nefasto para sus intereses si llega a poder enfrentarse a David Cameron, el pujante líder conservador. Los sondeos, de hecho, son muy favorables a David Cameron.

¿Nuevo laborismo?

Será recordado, además, por haber sido el impulsor del nuevo laborismo, aunque muchos creen que, en realidad, traicionó a los ideales de su partido.

¿Tercera vía?

La denominada «tercera vía» (o renovación de la socialdemocracia) es otra de sus aportaciones, en teoría, aunque su único mérito (y el de Anthony Giddens y compañía) fuera poner esa vieja teoría en negro sobre blanco. A fin de cuentas, esa mezcla de laborismo sin complejos y neoliberalismo salvaje ha sido practicada por otros muchos en muchas partes, desde Alemania al Estado español. La socialdemocracia europea, con sus muchas variantes, lo lleva a la práctica hasta tal punto que pocos son capaces de distinguir ya el ideario socialista que en algún momento, hace mucho en cualquier caso, pudieran albergar entre sus filas.

Reacción internacional

Prácticamente todos han rendido homenaje en Gran Bretaña a este político «formidable» (formidable para sus seguidores, adversario formidable para sus opositores). Incluso sus detractores le reconocen el crecimiento y estabilidad económicas alcanzadas bajo sus dos mandatos y medio, así como la independencia del Banco de Inglaterra. Y, tal y como narrábamos ayer, todos le reconocen el mérito de haber continuado con éxito las gestiones en torno al proceso irlandés. Pero igual (o mayor) consenso ha recabado cuando se le ha criticado la invasión de Irak, y las mentiras que dijo para justificarla. Éste será su peor legado, y el recuerdo que probablemente acompañará a todas las revisiones que se hagan en el futuro sobre su figura. Para la Casa Blanca, como era de suponer, se va un «dirigente extraordinario» y un «amigo». Para muchos diputados europeos ha sido una «pena» que no se haya batido por la «idea europea» con la misma convicción y entusiasmo que derrochó, por ejemplo, para invadir Irak. Muchos creen, en cualquier caso, que Blair ha sido un político europeísta que se ha visto frenado por la particularidad insular: una opinión pública históricamente euroescéptica y una prensa popular (no de calidad) eurófoba.

Irak, irak, irak...

Blair, aliado incondicional de Estados Unidos (incluso de una Casa Blanca con el republicano Bush al frente), ha hecho bueno el dicho de que Gran Bretaña es el trasatlántico de EEUU en Europa, especialmente en su apoyo ciego a la invasión de Irak. Todo el mundo sabe hoy que mintió, y ese hecho (la pérdida de confianza de la opinión pública hacia él) le perseguirá allá donde vaya. Blair pasaba por ser un campeón apasionado y elocuente de la causa del intervencionismo liberal, pero lo que ha hecho y ayudado a hacer en Irak le ha desacreditado totalmente.

Gran Bretaña

Deja un país más rico, dicen muchos, pero con mayores desigualdades, coinciden todos. Como Estado, es posible que a largo plazo Gran Bretaña termine por identificarse únicamente con Inglaterra.

Su futuro

Nadie lo sabe, pero dicen que si Tony Blair (54 años y una personalidad hiperactiva) escribiera sus memorias o entrara en el circuito internacional de discursos y conferencias, ganaría millones. Probablemente se centre en los proyectos humanitarios que su Fundación Blair piensa financiar en África.

Siete semanas para elegir nuevo líder y «Premier»

La Ejecutiva Nacional Laborista se reúne este domingo a fin de decidir el calendario para la elección de los nuevos número 1 y número 2 del partido.

Blair ha dado al partido algo menos de siete semanas para elegir a un nuevo líder y, en consecuencia, al nuevo primer ministro. La primera semana estará dedicada a la presentación de las candidaturas y durante las tres siguientes se celebrará la campaña. El proceso de votación, en el que participarán los diputados laboristas, los militantes y los afiliados a los sindicatos, durará dos semanas más, y en la séptima se dará a conocer a los elegidos. Esos plazos permitirían a Blair asistir a sus últimas citas internacionales, el 6 de junio a la cumbre del G-8 en Heiligendamm (Alemania) y el 21 de junio a la de la UE en Bruselas. El Partido Conservador, ha criticado la parálisis que puede producirse en el Gobierno como consecuencia de ese proceso de elección. Su líder, David Cameron, llegó a calificar al gabinete de Blair como «el gobierno de los muertos vivientes».

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