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Maite SOROA

Empiezan los nervios preelectorales

Ya empieza la campaña electoral y la fachenda ha desempolvado las viejas cami- sas bordadas en rojo, las boinas coloradas y los estandartes que tanto gustan al arzobispo Sebastián. Ayer en «Diario de Navarra» Ollarra lamentaba la inactividad de Rodríguez Zapatero contra la izquierda abertzale y la explicaba con una sentencia casi cómica: «ZP con quien mejor se entiende es con ETA, aunque disimule sus amores como una mal casada». Es buena la melonada, ¿verdad? Y sostiene así su insólito argumento: «ZP dijo en Pamplona que aplicaría la Ley de Partidos en el espíritu y la letra. Y efectivamente, la Fiscalía y la Abogacía, siguiendo sin duda indicaciones gubernamentales, han permitido ciscarse en la Ley y dictar discrecionalmente -o meditadamente- quiénes podían y quiénes no, ser candidatos». Busquen el significado del término «ciscarse» y comprobarán que mal gusto tiene Ollarra.

Adelanta que sabe lo que hubiera sucedido de haberse portado ZP como le correspondía: «El pasteleo, sin ningún criterio jurídico ni racional, fue afeado por el Tribunal Supremo, que hubiese rechazado de plano las listas de ANV». La pregunta obligada: ¿cómo sabe lo que hubiera decidido el Tribunal Supremo? Pero lo grave es que Ollarra esgrime pruebas concluyentes, aunque la fuente sea menos fiable que un trilero sevillano: «Mientras ZP y sus alrededores nos dicen que no hay contactos con ETA tras los asesinatos de Barajas, el último martes, día 8, según información contrastada por Carlos Dávila, tres comisionados del PSN, encabezados por Jáuregui, se reunieron en un caserío de Eibar, propiedad de un pariente de Otegui, con otros tres etarras enviados especiales, sin duda para hablar de elecciones. El PNV, por boca de su portavoz Urcullu, denunció un pacto entre el PSOE y Batasuna, que pudo hacerse con la ley D'Hont en una mano y la calculadora en la otra». Mira por dónde, Dávila y Urkullu unidos por el destino. ¡Qué bueno! Y como se trata de fabular, suelta la gorda: «Es noticia que Josu Ternera puede estar en Pamplona, pero no pactando, sino en una unidad oncológica».

Lo que le angustia a Ollarra es la posibilidad de que los del requeté pierdan las poltronas que tanto sufrimiento costó al resto de la ciudadanía navarra: «Sobre Navarra corren rumores. Me cuentan que hay o se plantea un principio de entendimiento del PSN con BAI. Los socialistas apoyarían a la Barcos para la alcaldía de Pamplona, y los separatistas, con el marxista exetarra al frente, harían posible que Puras nos gobierne cuatro años. Puede no ser verdad, pero también es posible que lo sea. El impedirlo o comprobarlo está en los votos». Y si no valen los votos, tararí, tararí. Otra vez.

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