GARA > Idatzia > Kolaborazioak

Francisco Larrauri Psicólogo

Este Estatuto no vale la pena

La substitución del desarrollo político y democrático de Euskal Herria y Catalunya por la gestión estatutaria es una burda intentona para hipotecar del derecho a decidir de estas comunidades

En la anterior legislatura muchos políticos de Euskal Herria apostaban por un nuevo estilo llamado vía catalana. Pasada la experiencia de lo que se ha convertido en la mentira mas grande de Zapatero, estaría bien que quienes se congratularon por aquella singladura repasaran lo que ha declarado Pasqual Maragall, protagonista y artífice de aquel proyecto, para que entendieran que la dinámica estatutaria con el Estado español está condenada al fracaso con la actual Constitución. Y quien así se expresa es el único político socialista que venció por dos veces a Jordi Pujol. A pesar de todo, sus compañeros de partido -seguramente más del PSOE que del PSC-, han intentado disuadirle de expresarse libremente. Pero cuando alguien no quiere hacer política con su moral, siempre incomodará al poder, y esto es lo que le ha sucedido a Maragall con el relato de las traiciones y mentiras de que fue objeto.

Estas declaraciones, para los que utilizan el micro o la pluma para satisfacer al jefe, serán maragalladas; para otros muchos Maragall hoy será más respetado que ayer: «Ante la inmensidad del Universo el hombre es nada -dice Pasqual-, pero ante esa inmensidad la conciencia del hombre es todo». Y con esa conciencia tal vez más de uno, enten- dería que esas ideas fueran el embrión de un movimiento socialista y catalanista con sus propios escaños en Madrid, porque los gobiernos de Madrid han demostrado que ante la disyuntiva de un avance democrático de las vías catalana o euskaldun, siempre preferirán el nacionalismo conservador. Ahí están los pactos de González-Pujol, Mas-Zapatero o la florida relación con Josu Jon.

Ciertos políticos, entre ellos Zapatero, están acostumbrados a negociar con gente que no defiende ni defenderá lo que proclama, y se ponen nerviosos con la coherencia de quien defiende lo que habla. Maragall opinó sobre la traición de Zapatero con un: «No me volverán fastidiar». Así que tirando del hilo de las mentiras, si alguien apunta que el presidente español no ha cumplido sus compromisos preliminares para el proceso de paz en Euskal Herria, tendrá argumentos suficientes para creer a ETA.

En diferentes escenarios la trayectoria del mandatario español ha sido falsa y dolosa, como si viviera condicionado por unas fuerzas remotas que obligan a una realpolitik, basada en asegurar una gestión visible pero sin implicar elementos identitarios. Y esta estrategia, el PSOE la ha concretado en la ilegalización de la izquierda abertzale y de las candidaturas municipales de Euskal Herria.

La substitución del desarrollo político y democrático de Euskal Herria y Catalunya por la gestión estatutaria es una burda intentona para hipotecar del derecho a decidir de estas comunidades, asumida con una ambigüedad controlada por el nacionalismo conservador del PNV y CiU.

El estatuto no vale la pena, y el pragmatismo de la España plural con cadena perpetua, tortura y represión ideológica a miles de ciudadanos vascos, tampoco.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo