Olmert afirmó que la guerra contra Hizbulá estuvo «justificada»
El primer ministro israelí, Ehud Olmert, sostuvo ante la Comisión Winograd que la decisión de atacar a la milicia chií libanesa de Hizbulá en el Líbano estuvo «justificada" y aseguró que en aquel momento no tuvo «ninguna otra opción" al margen de responder a la guerrilla inmediatamente después de que ésta atacara a Israel. Los testimonios de los principales responsables de guerra del pasado verano en Líbano fueron difundidos ayer por orden judicial.
GARA |
La Comisión Winograd, que investigó la conducción por parte del Gobierno de Israel de la guerra contra la milicia de Hizbulá en el Líbano, difundió ayer, por orden judicial, los testimonios prestados por el primer ministro israelí, Ehud Olmert; el ministro de Defensa, Amir Peretz, y el ex jefe de las Fuerzas Armadas general Dan Halutz.
Israel atacó a Hizbulá en el Líbano el año pasado en respuesta al secuestro, el 12 de julio, de dos soldados reservistas que estaban patrullando junto a la frontera de ambos países y cuya autoría fue asumida por la milicia chií. En la misma acción murieron otros tres soldados judíos. Durante la guerra iniciada por Israel, la aviación israelí lanzó demoledores bombardeos al sur de Beirut e Hizbulá atacó Israel con unos cuatro mil cohetes. En ella perdieron la vida más de mil guerrilleros y civiles libaneses y 163 soldados y civiles israelíes.
Única opción
Ehud Olmert indicó a los investigadores de la Comisión Winograd que «no tuvo más opción» que emprender una ofensiva contra Hizbulá, pues estaba persuadido de que también atacarían con sus cohetes a la población civil del norte de Israel.
Aseguró a los investigadores que, en consultas con sus asesores y miembros del Ejecutivo antes de la ofensiva, «todos los participantes dijeron que era imprescindible tomar medidas severas contra Hizbulá» y «todos sabían que una operación que acarrearía una respuesta muy dura que afectaría a la población civil en la retaguardia».
«Les dije a los ministros que nadie se marchara y dijera después que no sabía o que no lo había comprendido», dijo.
Amir Peretz, por su parte, señaló que creyó que la guerra se prolongaría «durante diez días o dos semanas, pues la comunidad internacional no nos permitiría continuarla» más tiempo.
La guerra duró 34 días y concluyó con un alto el fuego concertado por el Consejo de Seguridad de la ONU, sin que Israel derrotara a Hizbulá, que salió reforzada, ni consiguiera liberar a sus soldados.
Mal cálculo
Peretz declaró que se calculó que los bombardeos aéreos de los primeros días contra el barrio de Beirut donde se suponía que estaban el cuartel general de operaciones de Hizbulá y su líder, Hassan Nasrala, ejercerían una presión suficiente para conseguir un acuerdo político.
Indicó que Israel salió a la guerra «con el apoyo de la comunidad internacional y con amplia libertad de acción».
El general Halutz, que dimitió en enero, indicó que sus relaciones con Peretz fueron «correctas y al grano», pero, agregó que lo encontró «poco atento a las necesidades de las Fuerzas Armadas». Admitió que la campaña militar duró más de lo debido y admitió que «éste ha sido el fracaso más importante».
La Comisión Winograd, que fue designada por el propio Ejecutivo a raíz de las duras críticas de la oposición y reservistas del Ejército, presentó la semana pasada un primer informe, en el que concluyó que el Gobierno israelí cometió graves errores, especialmente Olmert, Peretz y el general Dan Halutz, a quienes responsabilizó del «fracaso» en la guerra.
La oposición israelí pidió de nuevo ayer la dimisión de Olmert y Peretz. El ministro de Defensa apostó por «reexaminar» junto con su socio de Gobierno, el Kadima, los principios socio-económicos del Ejecutivo y su programa político y reiteró que cambiará la cartera de Defensa por la de Finanzas.
El primer informe de la Comisión Winograd, difundido ayer, se centró en los cinco primeros días de la campaña militar en Líbano. El segundo y último informe se prevé que sea presentado este verano.
El presidente sirio, Bachar al Asad, señaló que Israel todavía no está capacitado para firmar una paz «justa y permanente» en Oriente Medio por «la ausencia de un Gobierno fuerte capaz de adoptar decisiones estratégicas y cruciales».
Dos palestinos, entre ellos una mujer embarazada de siete meses que perdió su bebé, y un soldado israelí resultaron heridos ayer en el campo de refugiados de Ain Bet Ilma, del distrito cisjordano de Nablús, informaron fuentes palestinas. Las mismas fuentes del campo indicaron que una bala impactó en el cráneo del feto, pero no se informó del estado de la mujer. El tiroteo comenzó tras la invasión del campamento por parte de una treintena de vehículos con soldados israelíes, cuya intención era apresar a supuesto activistas palestinos. Dos personas fueron detenidas por los militares.
Además, el Ejército hebreo realizó operaciones en el distrito cisjordano de Kabatyie, donde arrestó a otro palestino. Fuentes palestinas de seguridad señalaron que cuarenta vehículos militares ingresaron en esa aldea, donde se registraron tiroteos entre soldados y fuerzas de la resistencia palestina.
Asimismo, dos hermanos palestinos, Otman y Musa Muamar, fueron detenidos en la ciudad fronteriza de Rafah, donde la franja de Gaza limita con Egipto, por una fuerza de élite del Ejército israelí que se internó en la zona, y se llevó a los detenidos a Israel.