GARA > Idatzia > Zinema

Pulso entre una juez de instrucción y un fuerte grupo empresarial

«Borrachera de poder»

Chabrol lleva muchas películas a cuestas y entiende que sus estrenos ya no sorprendan como antaño. Lejos de dejarse vencer por la fuerza de la costumbre, da un interesante e inesperado giro con «Borrachera de poder", donde entra de lleno en los tejemanejes de las altas esferas para reflexionar sobre la creciente corrupción. Su séptima colaboración con la actriz Isabelle Huppert recibió el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine Europeo de Sevilla.

Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Por una vez, el veterano cineasta francés Claude Chabrol deja las intrigas provincianas para adentrarse en la jungla parisina, atraído por el hedor que emana de la corrupción al más alto nivel. Esta vez no se anda con rodeos, debido a que ya no se trata de hurgar en la podredumbre clasista de una familia burguesa escogida al azar, sino de ir directamente al corazón enfermo del sistema, al centro mismo del poder.

Los analistas de la política gala, desde el día de la presentación de la película en la Berlinale, han tenido tiempo sobrado para establecer paralelismos con la vida real, mientras el maestro Chabrol se limita a poner cara de póker. Llegan a la conclusión de que se ha inspirado en el escándalo Elf, aunque lo cierto es que sobran los casos de delitos económicos cometidos dentro de fuertes grupos empresariales, empezando por los descubiertos y demostrados, que deben suponer una minucia en medio de la extendida práctica fraudulenta. La figura de la juez que se enfrenta a la multinacional dicen que se asemeja a la de la controvertida Eva July, aunque, desde el punto de vista cinéfilo, es más sensato pensar que es una lógica evolución de la que en los años setenta encarnó en la pequeña pantalla la actriz Simone Signoret. Se da la circunstancia nada casual de que la guionista de aquella teleserie, titulada originalmente «Madame le Juge» (La señora jueza), era Odile Barski, la misma que ha colaborado junto al propio Chabrol en la escritura de «Borrachera de poder».

Si Chabrol no deja pistas claras sobre las situaciones y personajes contenidos en «Borrachera de poder», más que por miedo a problemas legales es porque sólo la necesaria abstracción le permite llevar a cabo con libertad la reflexión sobre la actual naturaleza del poder que pretende expresar. A estas alturas, tras seis colaboraciones previas con Isabelle Huppert, hay base consistente para afirmar que la actriz se ha convertido ya en su alter ego femenino. A través de ella, el cineasta experimenta lo que representa introducirse de lleno en los círculos del poder, en cuanto que se trata de una juez de instrucción que entra en contacto con un mundo que seguramente le viene grande. Es una mujer austera y de gustos sencillos, que ha de carearse con decadentes ejecutivos y nuevos ricos que malgastan un dinero que es fruto de malversaciones.

Por un momento llega a sentir que posee un cierto control sobre ellos, pero esa misma conquista judicial le produce un vértigo muy peligroso y adictivo, ya que nadie es del todo inmune a la corrupción. La conclusión a la que conduce la película es que, en la escala del poder, nunca se acaba de estar por encima del resto, dado que sobre quien manda simpre hay otro mandamás, y así sucesivamente.

REIVINDICATIVO

«Yo sigo creyendo en las relaciones de clase y deseando que los más explotados puedan apretar la nariz de los que los explotan para ver si sale de allí sale leche o sangre», dice el veterano cineasta.

Estreno

T.O.: «L'ivresse du pouvoir».

Dirección: Claude Chabrol.

Guión: Odile Barski y Claude Chabrol.

Intérpretes: Isabelle Huppert, François Berléand, Patrick Bruel, Marilyne Canto, Robin Renucci, Thomas Chabrol, Jean-François Baumer.

País: Estado francés, 2006.

Duración: 100 minutos.

Género: Thriller.

Las heroínas chabrolianas, según isabelle huppert

La gran actriz Isabelle Huppert, «musa» de Chabrol, explica que «siempre hay un pequeño fondo de maldad o dureza en las heroínas chabrolianas. Sus películas se apoyan en este punto de partida: coloca a un personaje femenino en un universo hostil y lo convierte en la caja de resonancia del mundo que le rodea. Ella pelea y sobrevive con la misma violencia que hace falta para triunfar. Pero, casi siempre, sin éxito. No hay cinismo en el cine de Claude Chabrol. Es un humanista». GARA

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo