Los operarios de las grandes empresas del ramo renuevan los enormes carteles de productos en venta. Despegan los de coches, centros comerciales, apartamentos de lujo y clínicas de adelgazamiento y colocan con destreza los de los candidatos de sonriente, dinámica y asesorada imagen. Los virtuosos de la desmemoria les han brindado además las más bonitas frases sobre aires, garantías y promesas de cambio para que no luzcan de vacío en esos pliegos tan grandes de papel.

Qué bonito queda todo a la altura de las vallas publicitarias. Lo malo es que un poquito más abajo, a la altura de los ciudadanos, la realidad nos enfrenta a lo innegable. Lo innegable es que ni cada una de las fuerzas políticas por separado ni todas juntas y a la vez han intentado procurarle a este pueblo unas elecciones verdaderamente democráticas. Ni han querido, ni han sabido, ni les ha interesado siquiera intentarlo. Y lo que aún es más grave: esto no ha torcido ni una sola de las sonrisas de sus candidatos.

Quiero agradecerles, de todas formas, que hayan dejado tan de manifiesto el triste balance que este hecho arroja sobre los cuatro años de su quehacer político, sobre la nula oposición que han planteado a la derecha y sobre la facilidad con la que asumen el grave déficit democrático que soporta Euskal Herria.

Quiero agradecer también que 84.000 ciudadanas y ciudadanos vascos conformaran con su firma el mejor aval democrático a las candidaturas populares presentadas por la izquierda abertzale. 84.000 ciudadanos vascos ignorados, excluidos y desdeñados por el resto de las fuerzas políticas, pero que supieron demostrar que este pueblo exige su derecho a decidir. Y a quienes de forma deliberada y desde posiciones supuestamente abertzales y de izquierdas negaron su apoyo también se lo quiero agradecer. Por demostrar que no confiaban en absoluto en reocupar los puestos que ocuparon, no precisamente por méritos propios, en las elecciones anteriores, si a la izquierda abertzale se le daba la oportunidad de retomar los suyos.

Y hasta a Josu Jon Imaz le quiero agradecer la claridad con la que expresó que no tiene problemas para pensar en un pacto con el PP. No sólo porque las posiciones de su partido quedan ya fuera de toda duda, sino porque también nos lleva a entender cuál es la alternativa a la derecha que propugna, y para la que reclama el voto, NaBai.

Y, por supuesto, a los miles de personas de verdad de izquierdas y de verdad abertzales a los que ni la represión, ni los falsos discursos, ni las vacías promesas de cambio han conseguido mover de sus posiciones. A los que nos sonríen no desde las vallas publicitarias, sino llevando en la mano los carteles que pegarán, multados y acosados, por todas las paredes de Euskal Herria para que, a pesar de todo y de todos, la izquierda abertzale esté presente en la campaña electoral.

A los miles de hombres y mujeres abertzales y de izquierdas, de 90, y muchos a los 18 años, que respaldarán a la izquierda abertzale en estas elecciones; a todos ellos y ellas, porque son las raíces y el futuro de una Euskal Herria libre y democrática, gracias por estar ahí. Por estar aquí. De todo corazón, eskerrik asko.