Proyectos urbanísticos en Donostia
Altza exige ser tratado como un barrio de primera
Ni uno ni dos, son más de cinco los proyectos que actualmente se desarrollan en Altza y que han provocado el malestar popular. GARA ha realizado un recorrido con dos vecinas del barrio. Su opinión es clara: «Pretenden edificar aquí todo lo que no quieren en el centro, aunque sea a costa del bienestar de los altzatarras».
Maider Eizmendi
Altza no es de esas zonas donostiarras que copan las postales, para ello están la bahía de La Concha, el monte Igeldo o el nuevo Kursaal. Ni tan siquiera figura en las guías turísticas; sin embargo, es uno de los barrios más poblados de la ciudad y alberga, aproximadamente, a unas 25.000 personas. Por ello, las calles de Altza tienen un inusitado movimiento de gente y, claro está, también de vehículos.
En la base de esta densidad poblacional se encuentra la caótica construcción llevada a cabo en las décadas de los 60 y los 70 del siglo pasado. Debido a la alta tasa de inmigración, el número de habitantes se dobló, pasando de tener 16.000 personas a 32.000. «En aquellos años se construyó sin ningún tipo de criterio. Unas casa aquí, otras allí...», afirman Maribi Juaristi e Isa Pac, vecinas del barrio e integrantes de la asociación Altza XXI, que nos acompañan en nuestro recorrido por las distintas zonas del barrio.
La desordenada construcción de aquellas décadas también hace que los altzatarras carezcan de numerosos servicios, puesto que el aumento de personas no trajo consigo un incremento equivalente de infraestructuras, y en los años posteriores no se han puesto en marcha iniciativas para dar fin a esas carencias. Otro de los puntos negros es el de los espacios verdes, de los que carecen en la mayoría de las zonas, y es por ello que, a modo de protesta, en muchos balcones lucen banderolas del mismo color.
Pese a las incesantes reclamaciones vecinales, el Ayuntamiento de Donostia les ha lanzado un pulso y ha puesto en marcha nuevos proyectos con los que ha levantado ampollas entre los vecinos y vecinas del barrio. Los planes se basan sobre todo en las construcción de viviendas, lo que ha provocado el enfado de quienes exigen que se deje de construir y se trabaje para dotar a la zona de las infraestructuras que requiere. «Lo que tienen que hacer en Altza es invertir dinero, cosa que no han hecho en estos treinta años», subraya Juaristi.
Uno de los proyectos más polémicos es el que prevé la construcción de 3.000 viviendas y un área industrial en Auditz-Akular y Landarro. Ésta es una de las escasas áreas de esparcimiento con las que cuentan en el barrio. De hecho, es allí donde pasea la mayoría de los altzatarras. «Si en esta zona, una de las pocas con espacios verdes que existe, construyen aún más viviendas, no tendremos dónde pasear. Existe otra pequeña zona en Buenavista, pero hay mucha cuesta. Si al niño se le escapa una pelota... olvídate», explican. No entienden por qué razón el Ayuntamiento está tan obcecado en llevar adelante su proyecto, si en los años 70 se dejó de construir porque precisamente se constató que era «inmoral» edificar más en la zona. Por ello, los vecinos y vecinas piden que, ya que se han comprado los terrenos, se conforme un parque. Basan su oposición al proyecto de Auditz-Akular, principalmente, en tres razones: «Por una parte, por el valor medioambiental de la zona; por la enormes consecuencias que tendrá para los vecinos y vecinas de Altza; y por que representa un modelo que es totalmente insostenible».
En opinión de Juaristi y Pac, el objetivo del Ayuntamiento es engordar su cuenta de ingresos. «Hace treinta años se llevaron una buena tajada gracias a la construcción de numerosas viviendas, y tras pasar todo este tiempo sin invertir ni un duro en el barrio, otra vez lo quieren convertir en su fuente de financiación». Además, critican la actitud del delegado de Urbanismo, Jorge Letamendia. «Mira aquí -indican refiriéndose al parque Molinao-, está en una situación lamentable, pero Letamendia ha dicho que no piensa invertir ni un duro».
VIVIENDAS Sí, EQUIPAMIENTOS NO.
Si bien el de Auditz-Akular es el proyecto que más impacto tendrá entre los habitantes del barrio, otros planes municipales están colmando la paciencia de los altzatarras. Una vez acabado el recorrido por los alrededores de Auditz Akular, nos dirigimos a Bertsolari Txirrita, donde varios proyectos impulsados por el Ayuntamiento «empeorarán una situación ya de por sí caótica». «Las asociaciones de Altza hemos recabado datos sobre el desarrollo urbanístico de la década de los 70 y hemos podido saber que en esta zona fueron edificados en exceso más de 140.000 metros cúbicos debido a que se incumplían sistemáticamente las licencias y proyectos aprobados en el Ayuntamiento». Por ello, explican las vecinas, se dejaron de edificar más de 75.000 metros cúbicos. «Resulta que los dos edificios que ahora pretende construir en Bertsolari Txirrita son parte de aquellos que no se realizaron, precisamente, porque el Ayuntamiento admitió que su edificabilidad había sido consumida por quienes habían construido en exceso. Es una vergüenza», subrayan, al tiempo que se preguntan: «¿Y dónde pretenden, por ejemplo, que aparque la gente, si a día de hoy es imposible hallar una plaza libre y los vecinos tiene que estacionar en las aceras?».
Aseguran además que algo poco correcto debe de haber tras este proyecto porque, si bien en un principio pretendían edificar 96 viviendas, ahora han disminuido esta cifra a 53. «Es la primera vez que, una vez aprobado un plan, admiten rebajar la cifra de viviendas. Algo se traen entre manos», comentan dejando claro que las sospechas tienen fundamento.
Además, se lamentan de que el Ayuntamiento plantea los citados proyectos como planes de regeneración, «y lo único que quieren es construir y sacar tajada».
Alegan la misma razón en Herrera, situado a muy poca distancia de Bertsolari Txirrita, donde se prevé construir más viviendas y un vial con el que «pretenden dar salida al tráfico que se generará de construirse las viviendas de Auditz-Akular». Lo cierto es que la estructura del vial ya está en construcción, y apenas está separado unos metros de varias viviendas, construidas también recientemente. Y todo ello a pesar de que varios informes realizados detectaron graves carencias en todo tipo de equipamientos. «¿Qué hacen para solucionarlo?, pues construir en la única zona libre que quedaba», se quejan.
No menos disgustados que los de Herrera se encuentran los vecinos de Lardi-Alde, y no es de extrañar. En la zona en la que estaba ubicada la empresa Nerecan ya están avanzadas las obras de construcción de 354 viviendas. Les prometieron tener la plaza más amplía de todo Donostia, con nada más y nada menos que 10.000 metros cuadrados. Incluso, los más afortunados tendrían la ocasión de avistar el mar desde su casa. Pues, ni una cosa ni la otra. «La plaza la atraviesa una carretera. Además, han proyectado edificar en la zona en la que estaba instalada la empresa Pescafría una torre de nueve pisos que les privará de esas vistas que les prometieron». Lo que ha provocado el enfado de los vecinos que, paradójicamente, descubrieron «todo el pastel» gracias una propaganda electoral que remitió Odón Elorza casa a casa.«Figúrate que disgusto», comentan Juaristi y Pac.
Disgustados se encuentran también los vecinos y vecinas de Buenavista que cada día se enfrentan al reto de hallar una plaza de aparcamiento para su vehículo. Y es que, tras la edificación de 388 nuevas viviendas, se han eliminado prácticamente las escasas plazas de que disponían. «Tan sólo pretenden dejar 40 aparcamientos públicos», un ratio totalmente insuficiente para las 150 familias que viven aquí.
De ejecutarse los proyectos previstos por el Ayuntamiento, salta a la vista, las condiciones de vida de los vecinos de Altza seguirá caracterizándose por la carencia de equipamientos y éste seguirá siendo «un barrio de segunda, donde se edifique todo lo que no quieren en el centro». Y seguirá sin tener un hueco en las idílicas imágenes de Donostia que muestran las postales.