A la espera de una semana frenética en la que desfilarán pesos pesados como Quentin Tarantino, Gus Van Sant y Emir Kusturica, el plato principal ayer llevaba la firma del atípico director francés Raphäel Nadjari. Filmada en Jerusalén, «Tehilim» se centra en una familia cuya existencia cambia radicalmente tras un accidente.

El tema sirve a Nadjari para atenerse a algunos de los temas recurrentes de su filmografía, como el peso de la tradición judaica y la vida familiar. «Estaba buscando una historia simple y personal para tratar asuntos muy complejos», explica Nadjari. Sin embargo, la extrema lentitud de todo lo que ocurre en «Tehilim» -a la fuerza, dado que la trama es casi una mera anécdota- no contribuyó en absoluto a despertar los adormilados entusiasmos durante el pase de prensa.

33 cortos de 35 grandes

El Festival de Cannes celebró ayer sus primeros 60 años con un homenaje al cine, protagonizado por 35 grandes directores de todo el mundo, creadores de un filme colectivo «Chacun son cinema». Son 33 regalos de tres minutos cada uno que constituyen una película exquisita, «vital para la historia del cine», se oyó decir tras su primera proyección de prensa. La lista definitiva de artistas, procedentes de 25 países de los cinco continentes quedó configurada por la invitación del presidente del festival, Gilles Jacob, quien concibió la idea y la produjo, y por la disponibilidad de los cineastas. No están todos los insignes miembros de la familia Jacob-Cannes, pero sí muchos de ellos, como Roman Polanski, González Iñarritu, Walter Salles, Theo Angelopoulos, Ken Loach, Nanni Moretti, Lars Von Trier, Wim Wenders, Bille August, Jane Campion, Chen Kaige, Michael Cimino, Ethan y Joel Coen, David Cronenberg, Hou Hsiao Hsien, Aki Kaurismaki, Abbas Kiarostami, Takeshi Kitano, etc.

La única condición, para participar en este regalo era hablar de la sala de cine. Así, Atom Egoyan sitúa a sus protagonistas en sendas salas de cine, para filmar uno de ellos el retrato de una histórica Juana de Arco, en blanco y negro, y enviarla por teléfono al amigo con el que al mismo tiempo chatea. Por su lado, los Coen hacen descubrir a su vaquero protagonista de su última película el cine turco; Takeshi Kitano, pierde a su espectador en un imposible cine campestre, y Andrei Konchalovsky hace el amor en una sala vacía donde se proyecta a Fellini, para emoción de la empleada de la sala.