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Joxean Agirre Agirre Ex preso político y miembro del Movimiento pro Amnistía

La línea del frente

El 27 de mayo ¿que haremos?... Mover ficha, desde luego. Es imprescindible sacudirnos cualquier atisbo de desánimo y fijar de manera inequívoca los márgenes del territorio a defender. Nos toca cavar trinchera y delimitar la línea del frente

Estamos, definitivamente, en el lindero de un nuevo escenario. Nadie con dos dedos de frente ignora los pasos y la audacia política de la izquierda abertzale en los últimos meses, por más que, a la hora de la verdad, esa percepción se niegue o se manipule. Y, como consecuencia de ello, todos los agentes políticos de este país hablan, calculan y actúan a remolque de la iniciativa demostrada por quienes llevan décadas transitando el camino más duro y enfangado que quepa imaginar.

Tras proponer una metodología primero y una autonomía para cuatro territorios inscrito en un marco democrático después, las claves para la superación definitiva del conflicto estaban servidas. Pero este posible escenario suscita recelos y pánico en PNV y PSOE. El jelkidismo no saca tajada de esta partida de ajedrez. El conflicto y su gestión delegada en la CAV es el vivero perfecto para hacer negocios al abrigo de las instituciones. De modo que el PNV ha elegido jugar con las piezas blancas, para enrocarse en un rincón del tablero y seguir llenando la bolsa.

El PSOE arriesga más en la partida. Sea en Madrid, Gasteiz o Iruñea, los estrategas de Ferraz han apostado por retocar el modelo de Estado, introducir a la izquierda abertzale en el redil de una legalidad controlable y capitalizar políticamente un posterior escenario de paz y normalización. Con talante y una pizca de purpurina, aspiraban a desarmar a ETA, integrar los derechos de Euskal Herria en un preámbulo sin desarrollo y marear a la izquierda abertzale en un laberinto sin salida. Fracasado el intento, avanzan peones, alfiles y torres por todo el tablero, en un alarde de fingida superioridad. En realidad, carecen de alternativa, porque para volver al Pacto por las Libertades, el PP está mejor posicionado, y el PNV, como ya adelantó Josu Jon, se conforma con seguir manejando las arcas forales y adjudicando contratas del TAV a sus amigos y clientes. En esa perspectiva, Rajoy o Zapatero son cromos intercambiables.

Así las cosas, la línea de ataque de PSOE-PNV trata de embarullar el escenario en vísperas de una nueva cita electoral con las cartas marcadas. Apuestan por prolongar el conflicto, y lo hacen negándose a compartir, o siquiera a discutir las bases políticas de un acuerdo pragmático en clave democrática, que tendría la virtualidad de acercarnos a la solución definitiva. Gritan y agitan la espada para encubrir su negativa. Como los perros de la guerra, han convertido en ejercicio contable los últimos treinta años de democracia franquista. La libertad no reparte dividendos en su pobre imaginario.

Y en medio de esta partida, el 27 de mayo ¿qué haremos?... Mover ficha, desde luego. Aunque de nuevo nos toque jugar con las piezas negras, es imprescindible sacudirnos cualquier atisbo de desánimo y fijar los márgenes del territorio a defender. Nos toca cavar trinchera y delimitar la línea del frente. Aquella que no traspasaremos nunca. La marca a defender bajo cualquier circunstancia y coyuntura, se acerquen a la misma los requetés del 36 o los responsables de las purgas ideológicas contra nuestra base social en el siglo XXI. Al fin y al cabo, la saña del coronel Beorlegi que atacó Gipuzkoa en los primeros meses de la guerra, o los embates de Conde-Pumpido y Balza contra miles de personas candidatas en las listas de ANV y de las plataformas populares, obedecen a un mismo propósito: limpiar Euskal Herria del germen rojo-separatista.

Desde 1977 hemos recorrido tres décadas corroídas por la represión, la negación y la ausencia de democracia. Se pongan como se pongan los partidos que viven y pactan en el actual statu quo, en 2007 se volverán a celebrar elecciones antidemocráticas en Euskal Herria. Y los que esperen legitimarse la noche del escrutinio en base al número de concejales, junteros y parlamentarios obtenidos, deberán asumir la responsabilidad de las listas negras, y de todos los efectos que esa persecución ha provocado en nuestro Pueblo en los últimos treinta años. PP, UPN, PSOE, PNV, EA, IU, Nafarroa Bai, Aralar, CDN o cualquier otra expresión política que trate de aparentar normalidad democrática tras este atropello, estará asaltando a bayone- ta esa última trinchera de la dignidad que es preciso defender.

En homenaje a Txato Olabarri, ANV colocó hace años un monolito en Aritxulegi. Fue el primer gudari del partido que murió en el transcurso de la guerra, y su ubicación coincide con el lugar donde cientos de abertzales recuerdan a quienes entregaron su vida en defensa de una Euskal Herria libre y soberana. En ese mismo lugar las milicias y los batallones de ANV defendieron en el 36 la línea del frente. Las cercanas Peñas de Aia son testigo mudo de aquel episodio de resistencia frente al fascismo.

El próximo domingo debemos llenar las urnas de votos útiles. Los únicos que valdrán para algo: apostar por el proceso democrático, cortocircuitar la tentación de que prosigan con la represión como apuesta política y oxigenar la vida pública con representantes honestos, abertzales y de izquierdas. Votando ANV construiremos esa línea del frente capaz de frenar la reedición del Pacto de Ajuria-Enea. Demostraremos que la estrategia de la ilegalización es inútil y sólo desacredita a quienes la aplican o intentan servirse de ella. Desenmascararemos al PSOE, padrino del GAL, de la Guardia Civil, de la dispersión y de la cadena perpetua contra nuestros presos y presas. Votando ANV, le quitaremos a Imaz y Urkullu las ganas de seguir ironizando con la metáfora del paraguas, dejando claro que su actitud en esta fase de definición del proceso es la misma que tuvieron en Xiberta, en Argel y en Lizarra-Garazi, convirtiéndose en herederos directos del PNV que apostó por alinearse con los facciosos en el 36.

Con dos papeletas, una blanca y otra sepia, ganaremos la partida pueblo a pueblo con la fuerza que emana de nuestra historia, de la que ANV es valedor y patrimonio de la lucha colectiva de Euskal Herria. Al abrigo de la memoria de cientos de robles que hunden sus raíces en las campas de Aritxulegi, retomaremos la emoción y el orgullo del pasado otoño, cuando corroboramos que la última de las barricadas siempre cerrará el paso al imperio. Codo con codo sobre la línea del frente, votad ANV, votad proceso, votad Euskal Herria.

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