CRíTICA danza
Exquisita finura
Carlos GIL
Todo está exquisitamente engarzado en un ritmo interno sutil y candencioso, donde la partitura musical y la de movimientos están en perfecta simbiosis para metabolizarse con la luz y el espacio en una Proposta física donde la palabra que nos llega es la finura. No hay un gesto de más, ni un elemento escénico de menos; ni la iluminación hace otra cosa que proporcionar un calor que va dotando al color de matices; utiliza lo audiovisual como algo perfectamente orgánico, sin alardes, todo equilibrado, transmitiendo una exquisita finura para contarnos algo que forma parte del ideario general.
Ananda Dansa ha cumplido 25 años, y este montaje es su propio homenaje, yo diría que la nueva formulación de sus intenciones, una suerte de manifiesto escénico en el que se van delimitando los estilos de baile, la propuesta estética, pero, sobre todo, se van marcando el sustrato ético, el punto de partida de toda la iniciativa, que, en esta ocasión, recurre a la búsqueda en la memoria sensorial cuando se mira de dónde se ha partido, pero con la mirada puesta en el futuro, en las Ítacas que cada uno ha soñado o luchado por convertirlas en convivencia social y política tangible.
Este trabajo es muy teatral, busca la totalidad expresiva. Siempre desde la danza, no rehúsa ningún recurso escénico y, si se debe hablar se habla, y se dicen cosas importantes. Pero, obviamente, es en el movimiento corporal, en la danza, donde encontramos la emoción, el placer artístico. Sus coreografías, la gran banda sonora, la profusión de formas caligráficas van escribiendo este bello legado de esperanza y futuro. Y todo con una delicadeza exquisita.
Obra: «Alma».
Intérpretes: Toni Aparisi, Susana Rodrigo, Lorenza di Calogero, Rosas Belén Ardid.
Creación y dirección: Rosángeles Valls, Edison Valls.
Lugar: T.Barakaldo 18.05.07.