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Pumpido contra ZP, Rajoy contra UPN, Imaz contra el PNV y NaBai

La campaña que inicia hoy su recta final vuelve a estar marcada por el bloqueo y la anormalidad, y en esta situación de crisis general no son extraños los síntomas de confusión. Si el fiscal general le ha dado el «abrazo del oso» a Zapatero con su «ha colado», UPN ha vuelto a incurrir en el error de hacer de telonero de Rajoy. Y Josu Jon Imaz deja tocado a su partido y a Nafarroa Bai. Pero él está en otra campaña.El «ha colado» del fiscal quedará en las hemerotecas junto al «Construiremos imputaciones» o al «¿Acaso pensaban que no nos íbamos a atrever?». Son las pruebas de cargo de la trampa de todo un Estado. Imaz está provocando una tormenta lógica en su partido con su contracampaña. Y es que él está inmerso en otra campaña que le interesa más y para la que faltan siete meses: las elecciones a presidente del EBB.

Ramón SOLA

A uno no le cuesta mucho imaginarse la cara que se les puede quedare a los jueces europeos que tienen sobre su mesa la cascada de recursos contra las ilegalizaciones en Euskal Herria cuando les lleguen las últimas declaraciones del fiscal general español. Pocas cosas puede haber más clarificadoras que ese «quizás nos hemos pasado, pero ha colado». Si en Europa tenían alguna duda sobre la motivación (antidemocrática) y el modo (zafio y arbitrario) en que Madrid veta a la disidencia vasca, Cándido Conde-Pumpido les debe haber terminado de abrir los ojos.

Pero el fiscal general no sólo ha dado el «abrazo del oso» a Zapatero con ese desliz del subconsciente. Todo el entramado que da cobertura a la ilegalización ha quedado en evidencia. La prensa española que ha despachado la cuestión en medias columnas habría gastado páginas y páginas en el escándalo si quien se hubiera confesado de ese modo fuera el fiscal general de, pongamos, Cuba, Turquía, Rusia... Y dirigentes del PSE como Miguel Buen, que afirmaron reiteradamente que en caso de duda había que dejar pasar las listas, ¿no tienen ahora nada que decir?

Lo de Conde-Pumpido queda para las hemerotecas. Se guardará en el archivo de la memoria colectiva en la misma estantería que el «Construiremos imputaciones» de un ministro de Justicia también del PSOE o el «¿Acaso pensaban que no nos íbamos a atrever?» de un ex presidente del PP. Son las pruebas de cargo de la trampa, para quien algún día quiera juzgar el modo en que el Estado español diseñó un gran pucherazo contra Euskal Herria que además de injusto sólo puede servir para eternizar el conflicto. Y son las pruebas materiales de que en España incluso su pretendida izquierda prefiere sacrificar la posibilidad de convertirse en democracia con tal de seguir com- batiendo las aspiraciones de un pueblo como éste.

Conde-Pumpido ha puesto en evidencia la cuestión clave de estas elecciones, pero no es el único que actúa como una especie de caballo de Troya en perjuicio de los intereses de los suyos. El caballo llegó anteayer al centro de Iruñea vestido con los ropajes de UPN, pero de sus tripas salió de nuevo un gallego muy español, Mariano Rajoy, para decirles a los navarros qué es lo que tienen que hacer y qué es lo que tienen que ser.

Que el jefe es Rajoy queda de nuevo a los ojos de todos. Antes de la manifestación del 17 de marzo se filtró que desde UPN se había sugerido la opción de que Rajoy no llegara a Iruñea acompañado de dirigentes del PP especialmente incómodos, sobre todo de Angel Acebes. Pero Acebes estuvo, claro que estuvo. Y las banderas españolas se comieron a las navarras, para que quedara claro quién manda y quién decide aquí.

Aquella manifestación fue tan grande como dañina para UPN. En este herrialde y en toda Euskal Herria -¿qué le vamos a hacer?- sigue estando muy mal visto que vengan de fuera para decirle a uno qué tiene que ser, ya se llame Carlomagno, el Duque de Alba, Gamazo, Franco, Rajoy o Zapatero. Y más aún cuando, por si las moscas, a uno ni siquiera le preguntan directamente qué quiere ser.

Todo esto lo sabe Sanz y lo sabe UPN, pero el problema es que quien manda es Rajoy. El mitin de Baluarte -en un día tan central en la campaña como el segundo sábado- es un jalón en la agenda electoral del PP, no en la de UPN. A Sanz y Barcina les queda ponerse en la foto para posar junto al líder como ejemplo de navarros buenos.

Por lo demás, tampoco es que los dos líderes de UPN se estén mostrando excesivamente inspirados en la campaña. Se podría hacer ya un catálogo de meteduras de pata en temas que pueden ser menores pero terminan copando las conversaciones en la calle. Como la de Sanz, abducido por un síndrome mezcla de Fernando Alonso y José María Aznar, al jactarse de saltarse los límites de velocidad sin que le pille la Policía. O la soltura con que defendió en Lizarra que el futuro es el comercio tradicional -«yo tenía una tienda como ésta»- después de copar Iruñea de hipermercados y provo- car cierres en cascada. Barcina, por su parte, ha dado mucho que hablar con un paseo populista en bicicleta en una ciudad cuyos habitantes aprendieron qué era una carril-bici en las visitas a playas de Donostia. Y los dos, Sanz y Barcina, finalmente han perdido los nervios ante la iniciativa «Iruñerria piztera goaz». La Policía Municipal de Iruñea tenía consigna de gestionar el conflicto con mano izquierda, pero al final la cabra tira al monte: más de 45 detenidos y decenas de vecinos de Nabarreria indignados tras ver a los agentes disparando pelotas de plástico a sus balcones. Otro motivo para mandar a casa a Barcina, en estado de shock tras saber que va a tener que aguantar a ANV en el Ayuntamiento. En el Baluarte volvió a reiterar que ésa es la peor noticia posible para ella.

Pero para elemento contradictorio en esta campaña, Josu Jon Imaz. Contradictorio para los intereses de su partido y, por extensión, de Nafarroa Bai. No hay más que ver el modo en que Patxi Zabaleta trata de poner tierra de por medio entre el discurso del líder del PNV y el de la coalición. Zabaleta ha dicho en estas páginas que Imaz le negó que haya hecho la polémica propuesta de seis puntos a PSOE y PP. Pero la realidad es terca; Imaz no sólo la enunció en el desayuno de Europa Press en Madrid, sino que lo puso en blanco sobre negro en la entrevista publicada por ``Deia'' el domingo 20 de enero. Esa es, en cualquier caso, la anécdota: lo grave es que el jefe del PNV ha llevado su caramelo envenenado a Zapatero, a Rajoy y, según dicen, incluso al Rey español. Se puede comprender, eso sí, que NaBai trate de huir como la peste de los guiños de Imaz al PP en una campaña en la que su mensaje es que hay que echar a UPN. Por cierto, en el mitin central de la coalición en el Anaitasuna no estuvo Imaz, ni tampoco Begoña Errazti.

Que Imaz está provocando una tormenta inhabitual en el seno de un partido como el PNV, del «partido», es una evidencia cada vez más clara. Las encuestas no son halagüeñas, los foros de internet hierven, ex militantes jeltzales piden que no se vote al PNV y el mitin central de la campaña en Araba -anteayer- estuvo más que desangelado. Es la consecuencia normal de que Imaz esté haciendo contracampaña para el PNV. Y es que él está inmerso en otra campaña que le interesa más y para la que faltan siete meses: las elecciones a presidente del EBB. Una campaña para la que necesita someter a su partido a un férreo discurso pro-pacto con España... aunque sea a costa de las ansias de solución de este país.

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