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The Who, atrapados en el eterno remolino de Pete Towshend

Fundado como cuarteto en londres hace ya 45 años, the who visitó por primera vez euskal herria el pasado sábado por la noche para ofrecer un espectáculo visualmente impactante y sonoramente imperecedero.

Anartz BILBAO

The Who desembarcó en la monstruosa arena de Barakaldo el día en el que su inconfundible guitarrista Pete Towshend cumplia 62 agitados años. Coresponsables de la «British Invasion», la banda se ve hoy día reducida a la mitad, tras la muerte del bajista John Entwistle y del salvaje baterista Keith Moon. Sin embargo, los supervivientes confirmaron encontrarse en una forma envidiable, acompañados de una banda que cumplió sobradamente y demostrando que la banda nacida en los sesenta goza de excelente salud entrada en la sesentena.

La del Bizkaia Arena era la tercera estación de una gira que comenzó en Lisboa y estuvo a punto de cancelarse el jueves pasado en Madrid debido al delicado estado de salud de la madre de Pete y Simon Towshend. Finalmente, la banda mod por excelencia arribó en Barakaldo y se presentó con puntualidad británica en el escenario, no en balde son de Londres y más ingleses que la reina Isabel II. Para entonces, Loquillo & Trogloditas y Rose Hill Drive habían finalizado su trabajo de teloneros. Abrió la noche el catalán, celebrando en escasa media hora sus treinta años de carrera artística y el joven trío norteamericano facturó un rock poderoso de miras setenteras, interesante pero quizas excesivo para para dicho evento. Uno de los dos sobró.

A las diez menos cuarto todo estaba dispuesto para la gran ocasión en un recinto cada vez más lleno tanto de jóvenes como de veteranos e ilustres aficionados canosos, así como de una no tan nutrida pero siempre pintoresca parroquia mod debidamente atabiada con parafernalia británica. Eso sí, las motos las aparcaron fuera. El show comenzó con la refrescante y vitalista “I Can´t Explain”, con Pete Towshend liderando la primera línea del escenario junto a Roger Daltrey, que miraba al público taza blanca en mano, como si estuviese en el salón de su casa. Brazo derecho en alto, el primer remolino del inconfundible y referencial Townshend encendió la mecha de una fiesta que automáticamente hizo saltar al público. En un discreto segundo plano y enfilados a la izquierda, cosidos a un escenario demasiado bajo para lo largo del local, el robusto bajista Pino Palladino, el hermano de Pete, también guitarrista Simon Towshend, el hijo de Ringo Star, Zak Starkey –quien superó a su padre con creces– y John “Rabbit” Bundrick a los teclados, parapetado tras los amplificadores. Una ajetreada vida no ha hecho mella en la figura de unos vitalistas Daltrey y Townshend.

Cabe destacar la riqueza visual de colores, movimientos y temas de la pantalla gigante situada tras los músicos, mostrando imágenes de los furiosos inicios de la banda con Entwistle y Moon o de las multitudinarias peleas entre mods y rockers en las playas de Brighton sacados del filme de su opera rock “Quadrophenia”. Tras “I Can´t Explain” (1965), siguieron con temas de sus orígenes como “The Seeker” y “Substitute”, alternando temas enérgicos con otros más reposados en los que Daltrey cantó a pleno pulmón con su robusta y cada vez más grave voz. A la media hora alcanzaron altura con “Who are You” y casi la catarsis con “Baba O´Realy”, temas que junto a “Won´t Get Fooled Again”, con la que cerraron la primera parte del concierto, los mantienen de actualidad, al ser las tres sintonía de la exitosa serie de televisión CSI.

Tras una hora de concierto, la banda hizo un pequeño receso dejando solos a los supervivientes, quienes ofrecieron dos temas acústicos y cogieron aire, bajando la intensidad de un directo en el que Townshend demostró tener intacto tanto su remolino como su particular rasgueo de guitarra, en esta ocasión principalmente una Fender rojiblanca. Especialmente celebrada fue también la juvenil e irreverente “Mi Generation” (1963), o las emocionantes “Behind Blue Eyes” (“Who´s next”, 1971). Tras veinte temas, la banda se retiró para volver con una luminosa “Kids Are Allright” y despedirse con los temas “Pinball Wizard” y “See Me, Feel Me” de la opera rock Tommy. Tras dos horas intensas, punto final de una banda que prometió volver.

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