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Raimundo Fitero

Vaquillas y leones

Estaba intentando digerir mientras ingería mis verduras al vapor el tono absolutamente insultante que emplean las televisiones para informar de la protesta de unos ciudadanos en el Consistorio donostiarra porque no están de acuerdo con la caradura y el pucherazo de todo el entramado político-judicial, cuando de repente y sin solución de continuidad han pasado dando una cabriola informativa a una noticia bestia de unos zoos o parques temáticos chinos en los que soltaban a vaquillas y otros animales vivos para que se los coman los saciados leones, tigres o panteras, no sé precisar bien, porque tampoco tenía el manual de biología a mano.

La voz narradora nos señalaba que los turistas pagaban una cantidad mínima por cada animal y los cuidadores soltaban al sacrificado a las fieras. Los asistentes, niñas y niños, adultos y funcionarios encantados con el espectáculo, aplaudían. Pero nos aseguraba también que en ocasiones los felinos ni les hacían caso, porque estaban saciados. Las mataban, eso sí, pero dejaban a su presa, seguramente para ir más tarde a dar cuenta de ella, para merendar o para que vengan los colegas y hacerse una fiesta sin mirones.

Qué gran fábula es esta noticia. Presentada como una denuncia de grupos ecologistas, a poco que se apuren las meninges encontrarán concomitancias con nuestra realidad socio-política. El problema es saber quién es quién en este planteamiento, dadas las circunstancias ambientales en donde lo que más se valora es la mentira y el descaro. ¿Son el gran filósofo de la nada Fernando Savater y la política del ven y tríncalo Rosa Díez, ternerillas o leones saciados de comer carne cruda medrando? Es más, ¿quiénes son los cuidadores de este nuevo zoo que van a montar? Yo diría que su amigo y padrino Mayor Oreja, pero vaya usted a saber, que los fondos reservados no tienen padre ni madre. Lo cierto es que si el chiringuito o partidillo que van a montar no sirve a los intereses de sus cuidadores, van a ver lo que son los pagos por los servicios prestados. Eso sí, de momento se han quitado una de sus muchas caretas y ya no pueden presumir de nada más que de lo que son. ¿Vaquillas o leones?

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