El encuentro entre el embajador de EEUU en Irak, Ryan Crocker, y su homólogo iraní, Hassan Kazemi, es el primer diálogo sustancial entre ambos países desde que EEUU rompiera todas las relaciones allá por 1980.

Esta reunión sucede a la breve entrevista entre la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, y el jefe de la diplomacia iraní, Manucher Mottaki, en el contexto de la reunión internacional sobre Irak celebrada en mayo en Sharm el-Sheij.

El encuentro, celebrado en la residencia oficial del primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, estuvo consagrado íntegramente a Irak, después de que ambas partes negociaran dejar fuera de la mesa el contencioso sobre el programa nuclear iraní.

Más allá de los resultados, escasos, Crocker saludó la atmósfera del encuentro, que duró cuatro horas, como «profesional» y destacó las «coincidencias» entre ambos países sobre la visión de un Irak «democrático, estable, seguro y federal».

No obstante, el legado estadounidense lamentó la falta de respuesta iraní a sus acusaciones sobre el sostén de Teherán a grupos armados chiítas.

Kazemi destacó el encuentro como «un primer paso» y obvió diplomáticamente que Irán considera la retirada de EEUU como un requisito imprescindible para la seguridad en Irak.

El anfitrión, el chiíta al-Maliki, señaló salomónico que Irak «no será un trampolín para amenazar a nuestros vecinos», en un intento de tranquilizar a Irán ante las amenazas de EEUU, aunque exigió «un comportamiento similar» a Irán y reivindicó la presencia del Ejército ocupante en su país.

Este encuentro tiene lugar horas después de que Teherán acusara a Washington de preparar sabotajes en sus zonas fronterizas sunitas y de q ue EEUU rechazara liberar a cinco diplomáticos iraníes secuestrados por sus tropas en Arbil (Kurdistán).