Una exposición antológica rescata el legado del pintor y crítico Carlos Ribera
La obra de Carlos Ribera, pintor vanguardista a quien la Guerra del 36 convirtió en crítico de arte, no había sido expuesta en Euskal Herria desde que muriera en 1976. Ahora, la Sala Kutxa Boulevard rescata del olvido a este artista nacido en Valencia pero donostiarra de adopción.
GARA | DONOSTIA
La Sala Kutxa Boulevard de Donostia expone hasta el próximo 17 de junio una muestra antológica del pintor y crítico de arte Carlos Ribera (1906-1976). «Carlos Ribera, su papel en el arte» hace un recorrido por la aportación de este polifacético artista, de cuyo nacimiento se cumplen ahora cien años.
Carlos Ribera Sanchís nació en Alcira (Valencia) pero pasó gran parte de su vida en Donostia. El pintor se integró perfectamente en la capital guipuzcoana. Durante la República promovió la sociedad cultural GU, que se convirtió en lugar de encuentro de artistas y referente cultural en Donostia en los años 30. También fue concejal de Cultura entre 1956 y 1964.
La exposición incluye un total de 160 óleos, acuarelas y dibujos. A través de la obra de Ribera, la muestra repasa tres décadas de historia cultural de la Donostia del siglo XX.
La trayectoria de este artista evolucionó mucho y esta evolución estuvo muy marcada por los acontecimientos históricos. La muestra de la sala Boulevard divide su obra en tres partes. En la planta baja se puede ver una selección de 15 óleos y 80 dibujos de sus primeros trabajos, en su mayor parte de corte vanguardista. Este período abarca desde 1930 a 1936 y en sus obras es visible la influencia de los movimientos pictóricos renovadores europeos, pero sobre todos el surrealismo y cubismo, que Ribera reforzó al conocer a Pablo Picasso en París.
A esta etapa pertenecen «Composición cubista», «Muñecas ante el espejo» y «Lechera al sol» (1930), esta última una de las obras más significativas y conocidas del artista y para la que Ribera se inspiró en las baserritarras de la zona que bajaban a la Bretxa a vender su género.
La Guerra del 36 interrumpe la carrera de Ribera, que deja de pintar. La guerra también le alejó de GU, puesto los integrantes que no se exiliaron se alinearon con la Falange.
Aunque tras la instauración del régimen franquista vuelve a coger los pinceles, nunca recuperó su faceta vanguardista. Además, la pintura dejó de ser su principal ocupación y sólo seguía haciéndolo en su tiempo libre, «sin ninguna intención de enseñarlos», puntualizó Amaia Ribera, comisaria de la exposición y nieta del artista, en la inauguración de la muestra.
Hacia el impresionismo
Así pues, en sus última etapa, entre 1942 y 1975, se decantó por los retratos y el paisajismo, en los que se evidencia su transición hacia el impresionismo. «Las pinceladas son cada vez más gruesas», explicó Amaia Ribera. Estas obras, 60 óleos y 40 dibujos, se exhiben en la primera planta. En estos cuadros aparecen paisajes de Altsasu -donde pasaba largas temporadas-, de Donostia y de Arantzazu.
En esta época también se volcó en su faceta de crítico de arte, que fue tan o más importante que la de pintor», en opinión de la nieta de Ribera. En una década publicó más de 300 artículos, la mayoría en «La Voz de España», sobre la obra de artistas como Jesús Olasagasti, Ricardo Baroja, Menchu Gal o Zuloaga.
La obra de este donostiarra de adopción es bastante desconocida. Cuando murió, en 1976, la sala Kutxa de la calle Arrasate organizó una muestra homenaje, pero desde entonces no se había mostrado su trabajo. En septiembre se prevé otra exposición en Altsasu.
Lugar: Sala Kutxa Boulevard (Alameda Boulevard, 1).
Horarios: De 11.30 a 13.30 y de 17.00 a 21.00. Visitas guiadas los viernes, sábados y domingos, en euskara (18.30) y castellano (19.30).
Fecha: hasta el 17 de junio.