Seguir perteneciendo al club de los únicos tres equipos que junto a Real Madrid y Barcelona nunca ha perdido la categoría manteniéndose fiel a su filosofía, es un éxito para el Athletic. Aunque todavía falta una victoria -o que Celta y Real pierdan alguno de sus partidos- y los rojiblancos no pueden descuidarse hasta asegurar la permanencia matemática.

El juego y la imagen que ofrece el equipo sobre el campo no es la deseable, pero en esta situación es intrascendente. Lo único que importa es sacar los puntos que hacen falta y detectar las carencias a solucionar la próxima temporada. Además, si se tiene en cuenta la convulsión vivida en el entorno del Athletic en las últimas temporadas, lograr la permanencia es una gran victoria.

La situación vivida no tiene precedentes y todo empezó mal en el mes de julio con la destitución de Clemente. Después, llegaría la dimisión de Lamikiz y algunos directivos, un nuevo cambio en el banquillo y lesiones de jugadores importantes -el centro del campo ha sido la línea más perjudicada al unirse la sanción por dopaje a Carlos Gurpegi-. Tampoco se puede olvidar el caso Zubiaurre.

En mitad de la tabla

La nefasta planificación deportiva también ha sido uno de los factores que ha influido. La cantidad de jugadores que han pasado por el lateral izquierdo sin conseguir asentarse es una prueba de ello. En algunas fases de la temporada era casi imposible rellenar la convocatoria con jugadores del primer equipo y, encima, algunos de ellos apenas han contado para los técnicos. Ahí están los casos de Iturriaga y Dañobeitia.

El nivel que puede dar la plantilla del Athletic en una situación normal es equiparable al de los equipos de la zona media de la tabla como pueden ser Getafe, Recreativo, Racing o el mismo Osasuna. Al igual que ocurre con estos conjuntos, si la corriente es favorable se puede pelear con los de arriba por puestos europeos como ha hecho el conjunto navarro en las últimas campañas o luchar por entrar en alguna final.

El conjunto rojiblanco seguía esa senda con Ernesto Valverde en el banquillo, pero se rompió la cadena y a partir de ahí comenzó el derrumbamiento del proyecto deportivo al que no se ha sabido poner freno porque se han tomado decisiones sin contar con la necesaria tranquilidad.

Para que un proyecto deportivo funcione y tenga resultados hace falta paciencia. Porque sobreponerse a tantas adversidades es complicado y abstraerse de todo lo sucedido es imposible. Se debe valorar el rendimiento ofrecido por un equipo que está con lo justo.

Probablemente, si no defendieran la camiseta del Athletic y fuera otro club se habrían bajado los brazos. Su orgullo y profesionalidad está siendo digna de elogio para salir adelante en los momentos más críticos. No están jugando bien al fútbol, pero no se han rendido.

Un segundo aviso

El cuerpo técnico que componen Mané y Ondarru también ha ayudado en ese sentido. Cogieron las riendas del equipo con el objetivo de lograr la permanencia y, pese a sufrir mucho, van camino de cumplir para lo que fueron contratados.

Si al final se mantiene la categoría, menospreciar lo conseguido esta temporada sería un error y mucho más no percatarse de este segundo aviso. Lo ocurrido la campaña anterior podría catalogarse de susto o accidente, pero al repetir este año la experiencia hay que tomar nota y reconducir la situación. El Athletic está jugando con fuego y si se da otra temporada consecutiva luchando en la parte baja, corre serio peligro de terminar de caer.

Ana Urkijo dejó entrever el pasado viernes que esta semana podría ser decisiva para convocar las elecciones. La victoria ha ayudado a aliviar la situación y al no haber jornada de Liga este fin de semana se presenta como una fecha propicia. El miércoles se reunirá la Junta Directiva en Ibaigane y se espera que se de el paso definitivo para iniciar la carrera electoral.

Si se confirmaran los rumores, la cita con las urnas se celebraría a mediados del mes de julio, en concreto el día 13. Un dato importante para que la próxima Junta Directiva pueda llevar a cabo su proyecto deportivo. En este sentido, a día de hoy existen muchas incógnitas a despejar como ocurre con el contrato de los entrenadores y varios jugadores que concluyen su vinculación con el club el 30 de junio.

El Athletic ha atravesado la mayor crisis de su historia en las últimas temporadas y habrá que esperar hasta conocer las propuestas de los candidatos para valorarlas.