La derrota ante Osasuna ha roto el optimismo de semanas anteriores y APARS se presenta hoy
El Consejo analizó la situación sin comunicar ninguna decisión
La necesidad de convocar una Junta Extraordinaria para decidir quién debe dirigir el club en el futuro se retoma de manera tardía sin margen de tiempo para que se dé un proceso electoral con garantías
Joseba ITURRIA | DONOSTIA
El Consejo de Administración de la Real Sociedad SAD se reunió ayer para analizar la situación del club tras la derrota de Iruñea y no comunicó ninguna decisión, aunque se espera que esta semana haya alguna comparecencia pública de la dirección.
Tras el partido el medio más influyente de Gipuzkoa exigía al Consejo que convoque ya una Junta Extraordinaria sin esperar hasta que se consume matemáticamente el descenso, algo que en ningún caso se producirá antes del 10 de junio. Como los plazos legales obligan a esperar como mínimo un mes desde la convocatoria, una hipotética consulta a los accionistas no se registraría hasta finales de julio.
Diez días más o diez días menos ya no representan una gran diferencia. Ya es demasiado tarde. El Consejo ha tenido una gestión deportiva lamentable, lo que motivará, si se confirma el descenso, una gestión económica nefasta por los efectos que va a tener. Mala ha sido también su gestión de los tiempos de esta crisis y su negativa a convocar hace varios meses un proceso electoral que permitiera a los accionistas decidir ante la hipótesis muy probable de descenso.
El Consejo ha sido irresponsable al unir el futuro de la dirección a la trayectoria del equipo. Uranga y Astiazaran convocaron elecciones en plena temporada y el equipo no lo acusó y consiguió la permanencia sin verse perjudicado por los procesos.
El proceso debió abrirse en enero
Desde la derrota en el derbi con el Athletic el 28 de enero, que dejó al equipo a ocho puntos de la permanencia, se podía prever el descenso y era necesario empezar a poner en marcha el proceso electoral. Cualquiera que conozca la Real sabía que en caso de descenso ni los aficionados ni los accionistas superarían el trauma sin cambiar de Consejo y por eso era necesario prever esa posibilidad y trabajarla.
Pero Fuentes no quiso abrir ese proceso entonces, ni cuando cuatro partidos después Anoeta exigió su dimisión el 24 de febrero. Entonces el Consejo hizo público un comunicado en el que anunciaba que no iba a convocarse una Junta hasta que matemáticamente no se confirmara la categoría en la que iba a jugar el equipo. No cambió su opinión tras la derrota del domingo siguiente en Zaragoza, que dejaba al equipo a doce puntos de la permanencia, y la victoria al Mallorca el 11 de marzo impidió adelantar los plazos.
El tiempo, por desgracia, ha confirmado que aquel triunfo que abrió la esperanza que ha avivado el equipo con su reacción cerró el proceso que habría permitido a la Real prepararse bien ante un eventual descenso.
Entonces, como ahora, el club debía abrir un proceso electoral como no lo ha realizado y animar y apoyar al equipo como sí lo ha hecho. Lo uno no estaba reñido con lo otro, todo lo contrario. Habría permitido que la crisis deportiva y la institucional coincidieran y no encontrarnos en junio con que el final de una crisis abra la otra.
Ahora mismo, aunque sea ya demasiado tarde, el Consejo debe convocar una Junta y al mismo tiempo pedir apoyo al equipo porque es posible que la Real gane sus dos partidos y Betis o Athletic no logren tres puntos.
Porque la Real no puede esperar a finales de julio para que alguien tome decisiones importantes y Fuentes y su Consejo no deberían tomarlas porque no tienen la confianza de los abonados y accionistas y porque van a condicionar totalmente a sus sucesores. Si se consuma el descenso, el Consejo sí va a convocar una Junta. Pero la duda estriba en cómo se convoca.
Elecciones o moción de confianza
¿Abrirá un proceso electoral o la presentará como una moción de confianza? Esto permitiría a Fuentes optar a seguir por el número de acciones de su entorno que le arroparían y porque algunos importantes accionistas pueden verse obligados a apoyarle. Hoy se presenta la Asociación de Pequeños Aficionados y Accionistas de la Real en Tolosa y se plantean recoger firmas para la convocatoria de elecciones si Fuentes no lo hace.
En esa tesitura, el futuro de la Real es muy preocupante porque cuando se consume la crisis deportiva con un descenso se abrirá la crisis institucional, sin que una nueva dirección tenga margen de maniobra para tomar decisiones muy importantes. Cada contrato debe ser analizado con lupa porque es necesario rebajar el presupuesto de una manera exagerada mientras que los compromisos adquiridos por el club para la próxima campaña son muy similares a los de ésta.
El Consejo anunció que no iba a convocar una Junta hasta que matemáticamente no se confirmara el descenso. Esto no se producirá como mínimo hasta el 10 de junio y, de cumplirlo, los accionistas no podrían decidir hasta finales de julio.