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Jakue Pascual Sociólogo

Se equivocó la paloma

La izquierda abertzale goza de buena salud. La voluntad popular inequívoca de miles de ciudadanos adscritos a este espacio sociológico en favor de una representación real de voto ha democratizado el rumbo de una cita electoral pergeñada como un fraude. Pocos eran los que auguraban que en tales condiciones de ilegalidad la izquierda abertzale pudiera dar una sorpresa electoral como la obtenida. «Puede que nos hayamos pasado, pero ha colado» dictaminaba el Fiscal General del Estado. No obstante, los buenos resultados obtenidos por ANV traspasan el simple cálculo electoral de la representación política y penetran en la sociología de las aspiraciones que muestra la ciudadanía de Hegoalde.

Hacía tiempo que no asistíamos a una campaña electoral tan distorsionada. La corrupción, el repudio al proceso de resolución política y los guiños al PP, cuyo comportamiento ultraderechista también ha sido duramente castigado, han destrozado al PNV. Los tecnócratas se han pasado de la raya con su seducción a España. Han neutralizado a su propio lehendakari, al tripartito, a la opción del soberanismo paciente y han enfangado a su partido. Una equivocación. Porque, para la base tradicional del PNV, no todo vale en política. Ni la sempiterna promesa de tolerancia cero contra la corrupción ha salvado a este partido de una grave fisura, ni los vaticinios de Urkullu, sobre la desaparición de la izquierda abertzale, que explotan como pompas de deseo insatisfecho. Josu Jon tilda de parásitos y garrapatas a los desobedientes... Más le valdría corregir, si puede, la corrupción en su partido y apostar decididamente por el diálogo multipartito en clave constructiva. Ya son muchos los electores que asocian los proyectos infraestructurales salvajes que se ciñen sobre Hegoalde con la gestión interesada que tanto en las instituciones locales como territoriales efectúan el PNV y sus socios... del momento.

También EA se halla a la deriva tras haber intentado captar infructuosamente los votos de la izquierda abertzale esparciendo palabrería autodeterminista y falso progresismo pseudoecologista. La izquierda abertzale ya pagó en anteriores legislaturas su cuota de posibilismo. Véase Aralar que, de no hallarse ahora enrocado en la heterogénea coalición NaBai, se habría precipitado con IU a los abismos de las instituciones vascongadas. Una NaBai dispuesta a entregar en bandeja de plata el Gobierno de Nafarroa y que no titubea en sacar de su programa al Proceso con tal de rascar poltrona.

El PSOE ha ganado en las vascongadas y en Navarra se ha beneficiado de la pérdida de la mayoría de UPN. Pero debería temer la proyección de la izquierda abertzale. El panorama institucional resultante en estas elecciones refleja el cambio de rumbo en las posiciones que toma la ciudadanía vasca. Así, en Gipuzkoa los núcleos industriales, tradicionalmente feudos del PSOE, han sido tocados. En localidades obreras como Lasarte la izquierda abertzale afianza su presencia; en Pasaia desbanca al PSOE; en Arrasate se consolida como alternativa; en Barakaldo muestra un notable ascenso y se fortifica en Durango y Laudio. En las cuencas del Deba Urola y Oria y en Busturia-Uribe les supera. Allá donde la izquierda abertzale ha podido presentarse sus resultados han mejorado notablemente. Incluso en Araba.

Se equivocó la paloma. Se equivocaba. Por ir al norte, fue al sur.

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