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«Hay que trasladar la idea de que hay que prepararse para luchar»

ARDHENDU DAKSHI, Secretario del sindicato indio CITU
 
Integra la ejecutiva del gigantesco sindicato indio Centre of Indian Trade Unions (CITU), que cuenta con cuatro millones de afiliados repartidos en una treintena de estados, y también es el presidente de la Federación del Acero.

J.M. URIBARRI |

Ardhendu Dakshi preside el Comité Organizador que en el congreso que el próximo año se celebrará en Donostia dará vida a la Unión Internacional de Sindicatos (UIS) del Metal, dentro de la Federación Sindical Mundial (FSM), con un destacado papel de LAB. El sindicalista afirmó que regresaba a Nueva Delhi «gratamente sorprendido» de lo hallado en Euskal Herria, y esperanzado de que este «comienzo humilde» sirva para crecer.

¿Qué objetivos persigue la creación de la Unión Internacional de Sindicatos (UIS) del Metal?

Estamos para revivir la Internacional Sindicalista para trabajadores del metal. Es una organización que se creó hace unos 50 años, pero con la caída de la Unión Soviética en los años 90 la organización también desapareció. A lo largo de los últimos años ha habido una expansión masiva de las industrias del metal, pero al mismo tiempo hemos visto que las condiciones de trabajo de las personas directamente implicadas han cambiado muchísimo y, además, a peor. Por tanto, vemos la necesidad de organizar a los trabajadores del metal y sectores asociados como el de la minería para hacer frente a estas nuevas situaciones. Además, tememos que en los próximos años pueda haber un problema mucho más serio respecto al sector del metal por la sobrecapacidad de estas industrias. Cuando estalle este problema de mercado tendrá una repercusión muy grande sobre la vida de los trabajadores. Por tanto, es el momento de trasladar el mensaje a todos los sectores la idea de que hay que prepararse para el combate, por eso revivimos el sindicato internacional de trabajadores.

¿Qué aporta la UIS al sindicalismo internacional?

Primero hay que ponerse en contacto con trabajadores del metal por todo el mundo. Lo que sí vemos es que hay una tendencia a la lucha entre los trabajadores. Por lo tanto, primero es necesario contactar con ellos, trasladar el mensaje y prepararse para la acción.

¿El congreso que se realizará en Donostia el próximo año se sitúa en ese camino?

Por supuesto. Estas han sido reuniones preparatorias con compañeros de Perú, Brasil, Grecia y de Euskal Herria. Tenemos que empezar por alguna parte. Si conseguimos poner en marcha este pequeño núcleo podremos mejorar los contactos con todas las demás centrales y podremos crecer. Es un comienzo muy pequeño, humilde, pero que puede ser un núcleo importante si conseguimos expandirlo en el futuro.

¿Qué análisis hace de la situación económica mundial?

No soy un profeta del desastre, no voy a hablar de un gran colapso mundial, pero sí creo que el gran problema del capitalismo en estos momentos es su sobrecapacidad. Cuando el problema llegue tendrá un impacto diferente en los diferentes países y sectores. No es lo mismo que con el petróleo o la sobreproducción de grano. En el sector del metal la sobreproducción implica problemas directos para los trabajadores del metal.

En el caso de India la tasa de crecimiento ronda el 10% y sólo es superada por China. Nos presentan el modelo indio como el nacimiento de un nuevo gigante económico. ¿Qué opina?

El 10% de crecimiento en India y un crecimiento del 10% en China no son lo mismo. El 10% de crecimiento de China es el 30% del de India. Hay que reconocer que India partía desde una base muy baja y, aunque el crecimiento va mejor, es un crecimiento desequilibrado. El crecimiento está en la industria del motor, en la informática o en altas tecnologías, que son sectores con un crecimiento que no llega al conjunto de la población. Para la clase trabajadora normal y corriente el nivel salarial está descendiendo. La cobertura de la seguridad social y los servicios están bajando. Si 700 millones de personas no pueden comprar nada más que la comida ese crecimiento no se puede sostener.

Sin embargo, nos dicen que India se ha convertido en un referente económico y no hay multinacional occidental que no tenga una planta en India por los reducidos costes laborales. ¿Cómo afecta a los trabajadores indios la llegada de estas empresas? ¿Han mejorado sus condiciones de trabajo y salarios?

Las multinacionales ven que hay unos 300 millones de personas de una clase más o menos alta que tiene o puede tener acceso a coches de gama alta, alta tecnología... Una población similar a la de Europa, que podrá acceder a esos productos explotando a los otros 700 millones de personas. Esto genera una situación grave. Cuando en Occidente se habla de la economía emergente de India se está hablando de esos 300 millones. Esas mismas multinacionales cuando llegan a India exigen que no haya legislación laboral. Contratan directamente trabajadores sin tener en cuenta la ley. El 90% de esos trabajadores son subcontratados.

¿Un modelo que no tiene en cuenta a 700 millones de personas puede tener éxito?

No, se colapsará. Todas las multinacionales están trasladando sus centros de producción al este: China, Corea, Vietnam, Laos, India... pero cuando empieza una crisis suele hacerlo en el sector industrial y cuando estalle la crisis se verá afectado Vietnam, China o Corea, pero no la economía Occidental porque ha trasladado sus centros de producción al exterior.

La globalización ha internacionalizado los problemas de los trabajadores del mundo. ¿Los trabajadores de Euskal Herria y de India tienen problemas similares, en medio de récord de beneficios empresariales y descenso de salarios?

Sí. En los años 30 y 40, cuando había crisis en el sector financiero e industrial, había enfrentamiento entre Inglaterra, Alemania, Francia... Los líderes de Inglaterra reunían a su gente, al pueblo trabajador, para enfrentarse a Alemania, mientras Hitler unificaba a los industriales y a los trabajadores para luchar contra Inglaterra. Actualmente, todos los empresarios están en un lado y todos los trabajadores en otro. En ese sentido, los trabajadores del País Vasco, de Alemania, de India o de cualquier sitio del mundo están siendo atacados mientras que el empresariado está unido. Al mismo tiempo, los trabajadores están divididos y por eso son más fáciles estos ataques. Es el momento de empezar una verdadera guerra de clases.

¿Hacia dónde evolucionará el neoliberalismo?

Cuando existía la Unión Soviética nadie hablaba de globalización porque los poderes occidentales no querían que la URSS participase de los beneficios del sistema liberal, cuando ya no está la Unión Soviética se empieza a hablar de la liberalización y de la globalización. En India, en el año 60 el Gobierno quiso crear nuevas acerías y se pusieron de acuerdo la URSS, Alemania e Inglaterra, mientras los estadounidenses dijeron que no porque la industria iba a ser pública, y no quería que India fuera autosuficiente en el tema del acero. Cuando la Unión Soviética desapareció EEUU exigió la privatización de las empresas públicas creadas. CITU organizó diez huelgas, la última en diciembre con 60 millones de trabajadores en paro y no hubo privatizaciones.

COMIENZO

«Si conseguimos poner en marcha este pequeño núcleo podremos mejorar los contactos con las demás centrales y podremos crecer»

crecimiento

«Las empresas ven que en India hay 300 millones de personas de clase media alta, que puede comprar productos de gama alta explotando a 700 millones de personas»

Globalizacion

«En los años 30 y 40 los respectivos líderes de Europa resolvían las crisis con guerras. Ahora todos los empresarios están en un lado y los trabajadores en el otro»

CITU, una fuerza sindical con cuatro millones de afiliados capaz de desafiar la política oficial

¿Háblenos del Centre of India Trade Unions?

El sindicato está a punto de cumplir 37 años, se creó en 1970. En India el movimiento sindical se ha ido fragmentando. La razón principal para crear esta nueva central sindical fue que las demás apoyaban al Gobierno, incluida la central dirigida por el Partido Comunista. Nosotros somos marxistas. Cuando le pedimos al Partido Comunista que cambiara su línea, nos dijo que no porque apoyaban al Partido del Congreso, que era el partido dirigente, por lo que no tuvimos más remedio que crear CITU. Nuestra consigna es unidad y lucha. Hubo gente gente que se reía y nos decía que hablábamos de unidad y rompíamos el sindicato.

¿Cómo ha sido el camino de CITU?

La realidad es que a partir del nacimiento de la CITU tuvieron más auge luchas unificadas de trabajadores. Nosotros le decíamos a todo el mundo, `mantén tu bandera, pero súmate al movimiento'. En la huelga del 14 de diciembre del año pasado estuvimos ocho sindicatos y 28 federaciones. Se cerraron los bancos, las compañías de seguros, las empresas de defensa, y también pararon los trabajadores del sector público, los funcionarios. Hace veinte años el funcionariado jamás hubiera ido a nuestras oficinas porque no querían saber nada de la bandera roja, y ahora vienen y nos dicen: `marcad la dirección y os seguimos'.

¿Cómo observa la actualidad india?

Hay un cambio político profundo. Los partidos de izquierda apoyan al Gobierno pero no están en el Gobierno, y nosotros decimos que apoyamos a este Gobierno porque ahí están los fundamentalistas hindúes, que volverán al poder si no lo hacemos, pero no estamos de acuerdo con la política económica del Gobierno. Por eso no estamos en el Gobierno, pese a que nos ofrecieron dieciséis ministerios y dijimos no. No queremos ser ministros, queremos estar con los trabajadores. Estamos luchando por los intereses de los trabajadores, por los intereses nacionales, la unidad, una política exterior independiente.

Con trabajadores de diferentes sectores unidos nos hemos convertido en una fuerza que puede desafiar la política gubernamental. CITU cuenta con cuatro millones de afiliados en todo el país y puede movilizar a 60 millones de personas. J.M.U.

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