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Raimundo Fitero

Donde solíamos

Es difícil sustraerse al ambiente general, huir de los tópicos, articular unas frases sin quedarse pringado en mensajes aceitosos, en fraseología oleaginosa. Volvemos a donde solíamos. Vuelta a empezar. Es decir, hay que seguir apostando por lograr la paz justa y definitiva. Respiremos profundamente, miremos hacia delante, apuremos los resquicios de racionalidad y antes de lanzar a nadie un escupitajo, procuremos orientar bien la posición y comprobar la dirección del aire, no sea que nos caiga en el único ojo por el que vemos. El futuro debe ser hermoso, intentemos que el tránsito sea corto y el dolor sea el menor. Y recapacitemos. Si algo no se mueve, se queda quieto. Y si se mueve en oblicuo o con cabriolas hacia atrás es difícil de entenderlo y detectarlo incluso con GPS. Quedamos a la espera de acontecimientos. Los medios de comunicación no paran de lanzar ráfagas y bombardeos de racimo. Suenan las alarmas.

Antes de recibir la confirmación de lo obvio, la vida seguía en condiciones muy parecidas, las programaciones se suceden, y debo reconocer que en un estado de inapetencia intelectual pude estar más de una hora escuchando a Javier Clemente hablando sobre el proceso electoral a la presidencia del Athletic. Sucedió en una televisión local, Telebilbao, pero fue una entrevista de ésas en las que uno queda absolutamente recalificado como integrado y se acaban los motivos para mantener el bautismo apocalíptico.

Si en todos los ámbitos se dedicara tanto espacio de tiempo, tanto conocimiento -el entrevistador estaba absolutamente empapado sobre el asunto tratado, tenía opinión y hasta más información en ocasiones que el propio entrevistado-, el género de las entrevistas volvería a ser un acto comunicativo de primer orden y, desde luego, otra cosa sería la televisión. Pero el fútbol es una especie de sustituto de todas las ideologías, es el rito posmoderno por excelencia, el lugar de convergencia de todas las clases y de todos los sentimientos y hasta sentimentalismos. Y Clemente, un simpático charlatán de batzoki. Un confeso nacionalista que habla de la selección nacional al referirse a la española. Como siempre.

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