La decisión del Banco Central Europeo (BCE) de elevar los tipos de interés hasta el 4%, el valor más alto desde agosto de 2001, no defraudó los pronósticos avanzados días antes por los mercados y analistas, que auguran que el precio del dinero cerrará el año en el 4,5%. El presidente del BCE, Jean Claude Trichet, alimentó esas perspectivas al asegurar ayer que la política monetaria «todavía es acomodaticia» y que la institución mantendrá una «estrecha vigilancia» sobre el comportamiento de los precios.

En su comparecencia posterior a la reunión del BCE, Trichet aseguró que el aumento se acordó «a la vista de los riesgos alcistas para los precios». Precisó que «no existe un compromiso sobre futuros ajustes de tipos» y mantuvo abierto el ciclo de subidas al indicar que «si en el futuro hay necesidad de estrecha vigilancia, diré que existe esa necesidad». Subrayó, en este contexto, que la institución actuará «de forma firme y oportuna» para controlar la estabilidad de los precios.

Estas manifestaciones se sitúan en la senda avanzada por los analistas, que señalan que el BCE podría acordar más incrementos a lo largo del año -hasta el 4,5%- en función de la evolución de los indicadores macroeconómicos de la eurozona.

El consejo a la sombra de la institución, un grupo de observadores de la política monetaria europea formado por 19 prestigiosos economistas, considera necesarias más subidas de los tipos de interés, no por el nivel actual de los precios de consumos, sino por los riesgos inflacionistas que, a su juicio, pueden derivarse de la reactivación econonómica y el crecimiento del empleo. En opinión de estos expertos, la mejora de la actividad económica y del mercado laboral puede dar lugar con retraso a una tendencia inflacionista «difícil de contener una vez que se ha producido», por lo que recomiendan actuar con antelación al instituto monetario europeo.

En este sentido se expresó también el Fondo Monetario Internaciona (FMI). En su informe sobre la eurozona estimó conveniente que se endurezca la política monetaria para hacer frente a los riesgos inflacionistas a medio plazo derivados de un crecimiento económico. El PIB de los trece estados que comparten el euro subió un 0,6% en el primer trimestre del año y un 3% en comparación con el mismo periodo de 2006.

«Debido a las robustas cifras del PIB en el primer trimestre de 2007, los optimistas indicadores de tendencia y un crecimiento monetario y del crédito aún alto, es de esperar a lo largo del año una restrucción continua de la política monetaria hasta, al menos, el 4,25%», según el banco alemán HSBC trnkaus&Burkhardt.

La mayoría de los expertos encuestados la semana pasada por la agencia de noticias Dow Jones previó que los tipos se situarán en el 4,25% a finales de año, mientras que otros pronosticaron que alcanzarán el 4,5%.

«Nuestra política monetaria todavía está en el lado expansivo, con unas condiciones financieras favorables, un crecimiento monetario y del crédito vigoroso y una amplia liquidez», indicó Trichet.

Crecimiento al alza

Durante su comparencia, Trichet anunció que el BCE ha elevado su previsión de inflación en la zona euro para 2007 y mantuvo estable la de 2008. Para el presente año, la institución espera que la inflación se sitúe en una horquilla de entre el 1,8% y un 2,2%, comparado con la previsión anterior, realizada en marzo, de una banda situada entre un 1,5% y un 2,1%.

El banquero señaló que «las expectativas de inflación están ancladas según varios sondeos, en línea con la estabilidad de los precios», pero que existen «claros indicios de riesgos alcistas a medio y a largo plazo por factores monetarios crediticios».

Apostilló que actualmente «la utilización de capacidades en la economía de la zona euro aumenta y los mercados laborales mejoran gradualmente», por ello «existe el riesgo de que las subidas salariales sean mayores de lo previsto y creen riesgos al alza para la estabilidad de precios».

Trichet explicó que el BCE prevé que el Producto Interior Bruto (PIB) real crezca este año entre el 2,3% y el 2,9%, frente a la horquilla del 2,1% al 2,9% que calculó en marzo.

Optimismo

El banquero se mostró optimista con la evolución económica y afirmó que la información económica más reciente «confirma claramente que la economía de la eurozona continúa expandiéndose a un ritmo significativamente más alto de lo que se esperaba en general hace un año». Señaló, al tiempo, que «se dan las condiciones para que la región crezca a medio plazo en tasas sostenidas».

Subrayó, por otro lado, que existen «condiciones de financiación favorables», que «la liquidez es amplia» y que, mirando al futuro, «las perspectivas de crecimiento son favorables».

Además destacó que el crecimiento global está más equilibrado y que la demanda doméstica mantendrá un impulso «relativamente fuerte», mientras que los riesgos en torno a estas perspectivas favorables están relacionados con un aumento de las presiones proteccionistas, incrementos en el precio del crudo y los desequilibrios globales.

Fuentes financieras de Fráncfort opinaron que el BCE ha subido los tipos de interés porque considera que la coyuntura de la zona euro es buena, incluso mejor de lo previsto, y quiere frenar ahora posibles presiones al alza sobre los precios derivadas de esta robusta reactivación económica. Aseguran, además, que con las alzas del precio del dinero puede evitar que el reciente incremento del crudo y de los alimentos tenga efectos en otros sectores económicos.