Como quiera que muchos lectores de esta columna son aezkoanos, voy a dedicar la de hoy a una de ellas, una persona que nos dejó la semana pasada para siempre. Quien haya conocido a Ventanas, del Bar Jakue de Orbaitzeta, no le podrá nunca olvidar. Porque fue una suerte haberle conocido. Y ahora, vayamos un rato a ver la tele.

Euskal Telebista ya ha configurado su colección de otoño-invierno comme il faut. Como las mejores marcas corporativas, se adelanta por dos estaciones a la moda del momento. Algunos programas continuarán, mientras otros no volverán. La verdad es que a los sabios programadores de la cadena tampoco se les caen los anillos sobre la guadaña cuando tienen que dar de baja en pleno rendimiento a uno u otro programa, aduciendo horas bajas de audiencia. Lo que podemos predecir sin equivocarnos es la ausencia de un reality en euskera real. «Barnetegia», «Erletxea» y otros, siendo ideas con posibilidades de éxito indudable en otras cadenas, resultan (no estrepitosos) fracasos desde el punto de vista cualitativo. El rizo melancólico lo rizaría «Barnetegia», donde el leit motiv del concurso consistía precisamente en aprender la vernácula en pleno Ondarroa. Con un par. Con un par de profesores.

Por alguna razón que desconozco soy blanco de encuestadoras -siempre son ellas- a las que tengo que mentir acerca de mi profesión, ya que les está prohibido entrevistarse con periodistas. Aparentemente parecen aburridas y peregrinas preguntas y respuestas acerca de un producto muy conocido y básico. Sin embargo, no lo son gracias a la televisión. Se apoyan en anuncios del pasado, del presente y del futuro que se imbrican en nuestra memoria uno sobre otro y nos empujan al consumo de una manera inconsciente, pero efectiva. Sugiero, pues, y me adelanto a proponerme como cobaya a unas encuestas para componer la próxima programación de ETB. Que sea el usuario quien decida con antelación. Así nadie podrá decir que a la audiencia se le da lo que quiere a partir de hechos consumados y, de paso, nos enteramos de cuántos quieren un «Cambio Radical».