Erase una vez que dos ladrones de una banda de delincuentes, por prestigio profesional, protestaban airadamente ante los demás miembros de la banda por el robo que estaban proyectando contra una pequeña joyería. Les parecía inadecuado, indigno e injustificado semejante atraco. Por lo tanto no participaron en su ejecución. No obstante, una vez que el resto de la banda perpetró el robo con éxito, los dos se presentaron ávidos al reparto del botín y se quedaron con la parte que, de acuerdo con el reglamento de la ban- da, les correspondió.

Al ser descubiertos, como el joyero pretendía recuperar lo que le habían robado, los dos ladrones «honrados» se incomodaron, pues ellos no habían planificado ni participado en el atraco. Y para justificarse por haber cobrado la parte del botín que «legalmente» les correspondió, imputaron al joyero tener él la culpa y ser él el responsable del robo por haber exhibido las valiosas joyas en el escaparate, en vez de haberlas escondido, camuflado o sustituido por imitaciones sin valor.

Cosa muy parecida a lo de estos dos ladrones «honrados» han venido haciendo, tras cada elección desde mayo de 2003, los también «honrados» PNV y EA. Y lo van a seguir haciendo durante los próximos cuatro años. Han protestado repetida y públicamente contra la Ley de Partidos, la ilegalización de Batasuna, de las plataformas de AuB, HZ, SA y ANV, así como contra otros abusos de poder del Gobierno español. Al igual que los dos ladrones del cuento, no les parecieron justificadas ni adecuadas semejantes medidas. No obstante, aunque no participasen en su elaboración, una vez aprobadas esas leyes por el Parlamento español y perpetrados los correspondientes atropellos por los estamentos judiciales españoles, PNV y EA se plegaron y se vuelven a plegar hoy (ya es costumbre en ellos!), aceptan el ultraje y, al igual que los dos ladrones del cuento, volverán a cobrar ávidos la parte del botín electoral que «legalmente» les corresponda.

Y redundando en la comparación, cuando Batasuna les reclamó que respetasen los votos del pueblo y no las ilegítimas y antidemocráticas leyes represivas españolas, también PNV y EA se incomodaron. Para justificarse y tranquilizar su conciencia por haberse quedado con la parte del botín electoral que «legalmente» les correspondió, acusaron a Batasuna de ser la responsable del robo por no haber sido lo bastante «lista» y no haber camuflado sus candidaturas electorales con nombres «no contaminados».

El entorno de Batasuna, al igual que el joyero del cuento, les ha venido reclamando la devolución de lo que le robaron y ha atosigado e incomodado en muchos municipios a alcaldes y ediles del PNV y de EA que han estado disfrutando de lo robado «honradamente». En una ocasión Josu Jon, refiriéndose al edil Xavier Ezeizabarrena, que ocupaba un cargo en el Ayuntamiento de Donostia que le fue robado a Baga Boga, dijo (GARA, 10-2-06): «La persecución individualizada a nuestro edil es incompatible con los derechos fundamentales y las libertades democráticas universales». ¡Qué grandilocuencia! Para Josu Jon disfrutar de lo robado, aunque sea «legalmente», es compatible con los «derechos fundamentales y las libertades democráticas universales». Para él lo que el pueblo vota no tiene importancia. Sólo cuenta lo que le beneficia a su partido.

Es evidente que, al igual que los «honrados» ladrones del cuento, los «honrados» PNV y EA se enriquecen con estos robos. Y durante los cuatro años venideros van a seguir beneficiándose del latrocinio «honrado» que acaban de perpetrar. Y uno se pregunta: «¿Desdeñando los votos del pueblo se puede ser demócrata? ¿Obstinada y servilmente obedeciendo e imponien- do en la CAV, hasta con violencia cipaya, antidemocráticas y antivascas leyes españolas, se puede uno jactar de ser nacionalista vasco? ¿Disfrutando de lo robado se puede ser honrado?

Mientras estos dos partidos (¿también EB-Aralar y Na-Bai?) aprueben «de hecho» y porque les engorda, este régimen represivo, que no nos vengan con argumentos maquiavélicos ni con fingimientos de democracia, de Estado de Derecho, de justicia, de derechos humanos, porque en la Comunidad vascongada y en Navarra esas virtudes brillan por su ausencia, no existen, son meras argucias. ¡Y PNV y EA están contribuyendo muy activamente, escudándose tras toda clase de subterfugios, para que así sea!

Por ejemplo, la señora Errazti ya dijo en elecciones precedentes: «Aunque quede fuera un partido, el Parlamento Vasco será democrático». ¿Si quedase fuera EA diría lo mismo? ¿O esto sólo sucede si ese que queda fuera es Batasuna? ¡Curioso concepto de la democracia el de esta señora!

Para colmo, el lehendakari nos asegura solemnemente (¡Nada menos que desde el Congreso español primero y luego en el Alderdi Eguna de 2005!) que la CAV «no es una parte subordinada del Estado español». ¡Pero si hasta para las elecciones que convoca el mismísimo lehendakari de la Comunidad Autónoma Vascongada, en la Comunidad Autónoma Vascongada y únicamente en ella, Madrid decide quién puede presentar candidaturas y quién no! Y, con egoísmo evidente y total ausencia de dignidad, los partidos «nacionalistas» PNV y EA se han sometido y acatado siempre lo impuesto por Madrid.

Qué duda cabe que hego Euskal Herria no debiera ser parte subordinada del Estado español. Y posiblemente la Comunidad Autónoma Vascongada como tal, tampoco. Pero lo que nadie puede negar, pues a simple vista está, mírese del ángulo que se mire, es que PNV, EA y el Gobierno vascongado sí lo son. (¿También lo van a ser EB-Aralar y Na-Bai?)