Ferrán Adriá abre un «Bulli» convertido en «Pabellón G» de Documenta
BARCELONA
Aunque quiera presentarlo como «un día como otro» después del que «todo volverá a la normalidad», lo cierto es que ayer fue una fecha señalada para «El Bulli», el restaurante de Ferrán Adrià, que se convirtió a partir de anoche en el «Pabellón G» de la Documenta de Kassel (Alemania).
Así lo ha querido el cocinero catalán, quien participa desde el 16 de junio y hasta el 23 de septiembre en uno de los eventos artísticos más importantes del mundo, y lo hace desde su restaurante y con «la creatividad de cada día», según explicó. Esa «creatividad» no se moverá de la Cala Montjoi, cercana a Roses, está ya en el catálogo de la Documenta y, a partir de ayer, en la mesa del restaurante ampurdanés, preparada ya para medio centenar de comensales. Esos selectos comensales, que al final del evento habrán sumado 5.000, son visitantes interactivos de la feria y degustarán las recetas del templo gastronómico que Adrià presenta como «las obras de 70 personas».
Desde la espléndida vista de la terraza, divisando el mar de la cala, el cocinero de 45 años resalta «la magia del lugar, que es imposible de desplazar y forma parte de la experiencia. Aquí viene gente de todo el mundo y por eso nos invitaron» a Kassel. El hecho de no haber querido trasladar a Kassel el arte culinario de «El Bulli» hará, en opinión de Adrià, que las personas que vengan a comer «reflexionen sobre la razón por la que la Documenta está aquí, y si la cocina es o no es arte y qué es arte».
Destruyen una obra
Por otro lado, los servicios de limpieza destruyeron la obra «Una milla de cruces sobre el pavimento», de la chilena Lotty Rosenfeld, según informó la televisión. La artista había pegado unas cintas adhesivas perpendicularmente sobre la línea discontinua que separa los carriles de una de calles. Los empleados de la limpieza no se dieron cuenta que esas cruces blancas eran una obra de arte.