La división entre los palestinos seguidores de Al Fatah y de Hamás es cada vez más profunda. El enfrentamiento armado entre ambos movimiento tuvo como colofón la disolución, por parte del presidente de la ANP, Mahmud Abbas, del Gobierno de unidad palestino y el nombramiento de un nuevo primer ministro, el economista e independiente ministro de Finanzas Salam Fayyad, para ocupar el cargo de Ismail Haniyeh, de Hamás, a quien Abbas cesó pese a ser el vencedor de las elecciones celebradas el pasado año.

Está previsto que Fayyad dé a conocer hoy su Gabinete, que tiene intención de que esté integrado por tecnócratas y cuente con doce carteras. Hamás denunció de nuevo ayer el carácter «ilegítimo» de este Ejecutivo.

Mahmud Abbas cuenta con el apoyo de Estados Unidos y de la comunidad internacional y con cierto margen de respuesta que le ha permitido acabar con el Gobierno de unidad, cesar a su primer ministro, nombrar un sustituto y organizar un Gobierno de emergencia que cuenta con el beneplácito de Washington, que ya avanzó que la próxima semana levantará las sanciones económicas impuestas al Gobierno palestino tras la victoria electoral de Hamás. La condición impuesta era que el nuevo Ejecutivo rompa con la organización islamista.

Mahmud Abbas lo hizo al negarse a dialogar con el líder de Hamás en el exilio Khaled Meshaal, pese a la mediación del secretario general de la Liga Árabe, Amr Musa. Un asesor del presidente aseguró que éste no dialogará con «los asesinos que llevaron a cabo ejecuciones in situ en la Franja de Gaza» y que el diálogo sólo es posible si Hamás se retira de las posiciones de seguridad de Al Fatah en Gaza y disuelve su Fuerza Ejecutiva.

En el mismo sentido, uno de los principales líderes de Al Fatah, Ahmad Abd ar Rahman, afirmó a la cadena qatarí «Al Yazeera» que «no se aprobará ningún tipo de diálogo con amotinados, enmascarados y asesinos», en referencia a los milicianos islamistas, al tiempo que calificó la ofensiva de Hamás como una «rebelión contra la legitimidad».

La víspera, Meshaal había solicitado dialogar con Al Fatah, bajo el auspicio de la Liga Árabe, en una entrevista durante la que criticó la decisión de Abbas de disolver el Gobierno, un acto que, según dijo, «ni resolverá el problema, ni terminará con la disputa».

El cesado primer ministro, Ismail Haniyeh, por su parte, reclamó para Hamás la legitimidad que le corresponde, respal- dada por el Parlamento, al tiempo que anunció una época de «paz y disciplina en Gaza», y la intención de reanudar, bajo el mando de la OLP, negociaciones para conseguir «una tregua recíproca, global y simultánea con Israel».

Haniyeh realizó estas declaraciones en una entrevista en el diario francés «Le Figaro», donde rechazó de entrada las acusaciones que le señalan como cabeza visible de un golpe de Estado en Gaza, ahora en poder de Hamás.

«Yo respondo a esa cuestión con otra: ¿un golpe de Estado contra quién? ¿Contra nosotros mismos?», se preguntó Haniyeh, «Nosotros somos la legitimidad, nosotros somos el Gobierno legítimo, que emana del Parlamento elegido democráticamente», subrayó.

En este sentido, responsabilizó a las milicias de Al Fatah, del presidente Abbas, de la situación actual. Para Haniyeh, el problema en los territorios aumentó «después de la firma de los acuerdos interpalestinos de La Meca y tras la formación de un Gobierno de unidad nacional», cuando «se puso en marcha una guerra de propaganda contra Hamás».

«La OLP sigue al mando»

«Al Fatah se ha comportado, con algunos servicios de seguridad, como si se tratara de una milicia. Una vez desplegados en las calles, estos servicios iniciaron los controles y detuvieron y mataron a personas sólo por pertenecer a un partido, sólo por llevar barba», indicó Haniyeh, que no dudó en calificar de «piratas» a los miembros de las fuerzas de seguridad de Al Fatah. «Fueron ellos -aseguró- los que abrieron fuego contra el Consejo de Ministros y dispararon un misil contra la residencia del primer ministro».

Insistió en que «mi Gobierno» tiene intención de «proseguir su trabajo» con un «programa claro», que incluye «la creación de un Estado palestino dentro de las fronteras de 1967, es decir, en Gaza, en Cisjordania, con Jerusalén este como capital».

«La OLP sigue al mando de las negociaciones sobre este punto -recordó- . Nos comprometemos a respetar todos los últimos acuerdos firmados por la ANP». Además, explicó su deseo de «poner en marcha una tregua recíproca, global y simultánea con Israel».

Sobre el terreno, Gaza continuaba recobrando la calma, pero los incidentes más significativos tuvieron lugar en Cisjor- dania, donde las milicias de Al Fatah llevaron a cabo actos de venganza contra Hamás.

Cientos de hombres de Al Fatah irrumpieron en las instituciones controladas por Hamás en Cisjordania, entre ellas el Parlamento, el Ministerio de Educación y las oficinas de Haniyeh y amenazaron a sus funcionarios que quienes mantengan vínculos con el movimiento islámico no volverán a ocupar sus cargos. Muchos empleados públicos vinculados a Hamas no acudieron ayer a sus lugares de trabajo por temor a represalias.

Desde el exterior, los países de la Liga Arabe indicaron que apoyan «la unidad nacional» de los territorios palestinos y que están «en contra de los acontecimientos de los que hemos sido testigos en los últimos días». Añadió, además, que debe producirse un cese de la violencia «inmediato» y «completo».

Ayuda humanitaria

El que fuera enviado de la ONU para Oriente Próximo Roed Larsenconsideró que Hamás «ha llevado a cabo un golpe de Estado de facto», que supone «un serio mazazo a la creación de un estado palestino».

El próximo primer ministro británico, Gordon Brown, prometió, por su parte, una «hoja de ruta económica» para ayudar a los palestinos. «Creo que la inversión y el atajar la pobreza (palestina) aportan una gran manera de avanzar», subrayó.

Médicos del Mundo pidió que la comunidad internacional levante el embargo de las ayudas directas, porque está causando un «acelerado proceso de empobrecimiento de los territorios palestinos ocupados».

Israel dijo que autorizará la entrada de comida a «fin de impedir que se produzca una hambruna en Gaza. Es lo que guiará a Israel para autorizar los suministros».