Alaves Triste final para una época negra
Un resumen para el epílogo El Eibar puso el juego pero se dejó el acierto en casa
Los albiazules despiden la temporada y la era Piterman con una derrota tras noventa minutos en los que se vivieron y se repitieron casi todas las sensaciones y miserias recogidas bajo el mandato del ucraniano Los azulgranas fallaron un penalti ante un Rayo que acabó el partido con diez
Jon ORMAZABAL | GASTEIZ
Triste y significativo fue el epílogo que el Deportivo Alavés le dio ayer al que debería ser el último partido de la era Piterman en Gasteiz. Como si se tratara de un intento para que nadie olvide lo sufrido y los errores no se repitan, los últimos 90 minutos de una temporada de pesadilla concentraron si no todas, sí muchas de las sensaciones y las miserias vividas esta última campaña de tortura.
Afortunadamente, los peligros deportivos desaparecieron la semana pasada en Lorca, porque los 90 minutos de ayer no sirvieron, ni mucho menos, para acercar posturas entre público y afición.
Como no podía ser de otra forma, la jornada estuvo marcada por la, esperemos, última acción de protesta contra el especulador ucraniano. El hastío y la intrascendencia del choque -junto a la ausencia del destinatario- restó algo de contundencia a la iniciativa de las peñas de entrar 15 minutos tarde. La respuesta fue masiva -quizá se echó de menos algo de comunicación con la numerosa afición leonesa, que parecía compartir la reivindicación pero no secundó la iniciativa- pero la floja asistencia de público al estadio restó potencia a la llamada. Al no estar presente Piterman en Gasteiz, la propuesta de salir 15 minutos antes del final no se llevó a cabo y la normalidad fue total el resto del choque.
El desgobierno que la entidad ha sufrido en los últimos meses también fue latente ayer en un estadio de Mendizorrotza en el que no funcionaron todos los tornos de entrada porque los empleados de éstos decidieron no acudir tras el impago reiterado de sus sueldos.
Pero Dmitry Piterman no fue el único al que le pitaron los oídos ayer. Especialmente tras el 0-2 de Risso, unos jugadores que tampoco han rendido como de ellos se esperaba también se llevaron su ración de pitos. Se había hablado, y mucho, de que este equipo era capaz de rendir mucho más sin la presión del descenso sobre su espalda, pero difícilmente tendrán un partido menos tenso que el de ayer y su rendimiento volvió a defraudar.
Sucesión de errores
Y es que, en un partido muy escaso de ritmo y calidad, los jugadores albiazules hicieron gala de todas sus miserias deportivas. La facilidad con la que ambos equipos crearon clarísimas oportunidades y la ligereza con las que las marraron fue la constatación de la intrascendencia de los puntos para dos equipos con con muchos jugadores inhabituales en sus onces.
La Ponferradina también tuvo las suyas, especialmente una de Risso, pero en la primera mitad el Alavés tuvo oportunidades clarísimas de sentenciar el choque. Arthuro desesperó a la parroquia con tres opciones de gol que no se pueden perdonar y Thiago Gentil realizó su único destello de calidad de la temporada con un jugadón que terminó estrellando el balón en el palo izquierdo de Sierra.
Los fallos de definición se retrasaron a la retaguardia en el inicio de la segunda mitad. Así, en menos de un cuarto de hora, los leoneses se adelantaron 0-2 tras dos fallos garrafales, primero de Ardouin, que se tragó un disparo sin mucho peligro de Fran, y luego Mateo, que no supo despejar un balón dentro del área y se la dejó a Risso para que batiera al francés de vaselina.
Como tantas otras veces, el Alavés estaba obligado a una remontada y ésta no se consumó. Wellington, de jugada personal, acortó ventajas pero los postes se encargaron de que la igualada no se consumara.
En definitiva, en una jornada de dos necesarias despidas en Gasteiz, se repitieron los errores de todo el año y seguro que el nuevo propietario de la entidad albiazul será acogido con más ilusión que al que sustituyó a Alfonso Alonso por la mañana.
Dmitry Piterman y todo su séquito de acólitos sumó ayer el calificativo de cobarde a la amplia lista de improperios que se ha ganado a pulso durante los tres años de su mandato, dando plantón a la fiesta de despedida que le había preparado la afición gasteiztarra. El ucraniano, que en una de sus delirantes ideas prometió someterse a plebiscitos al término de los partidos, hizo mutis por el foro y dejó toda la responsabilidad y representación en Ainara Knörr, algo nada inhabitual en el día a día de los últimos meses. Eso sí, los posibles nuevos propietarios se dejaron caer por el palco.
Según desveló Quique Yagüe, que achacó implícitamente a Piterman una condición física lamentable que le hizo temer por el descenso, la plantilla y él mismo han recibido órdenes de permanecer en Gasteiz hasta el miércoles o jueves, cuando darán comienzo las vacaciones. Eso sí, escudándose en que cualquier jugador podría caer lesionado, el técnico abulense dijo que la plantilla no volverá a entrenarse.