Ferrater: «Para edificar, hay que hallar el código génetico del lugar»
El Museo de Bellas Artes de Bilbo presentó ayer la exposición «Sincronizar la geometría. Carlos Ferrater & Asociados», que propone un amplio recorrido por la obra de este estudio de arquitectura, reivisando también el papel jugado por la geometría en los autores del siglo XX. El arquitecto catalán, que construirá en Abandoibarra dos edificios de viviendas, abogó por «encontrar el código génetico» de cada lugar, antes de ponerse a diseñar.
Karolina ALMAGIA | BILBO
Carlos Ferrater (Barcelona, 1944) ha permanecido por encima las modas que en los últimos años han bombardeado la arquitectura, desarrollando nuevas vías de expresión formal. Sus proyectos están muy ligados a la geometría como medio de aproximación al paisaje.La exposición sobre su obra abierta en el Museo de Bellas Artes de Bilbo es una versión apliada de la que se presentó en septiembre de 2006 en el S.R. Crown Hall de la Escuela de Arquitectura del Illinois Institute of Technlogy de Chicago.
«Sincronizar la geometría. Carlos Ferrater & Asociados» consta de 34 paneles explicativos donde se detallan los procesos de los proyectos de este estudio en los últimos diez años. Además, se presentan doce maquetas que revelan las diferentes fases de las obras y muestran la conjunción entre geometrías estereométricas y construcción, a la vez que las partes más ocultas de aquellos procesos. Paralelamente, se revisa el papel jugado por la geometría en la obra de otros célebres arquitectos del siglo XX.
Laboratorio de investigación
«Es un lujo para Bilbao poder ver esta exposición -señaló ayer Javier Cenicacelaya, comisario, junto a Luis Domínguez Viñuales, de esta muestra-. Ferrater es una de las figuras más brillantes de la arquitectura española actual. Su maestría en el manejo de las escalas y de la geometría es admirable. Lo interesante es que luego sus obras parecen muy sencillas, pero llevan detrás un increíble dominio del oficio». Cenicacelaya destacó también el «buen gusto» del arquitecto catalán, lo que ha dado como fruto «una obra sosegada, muy vanguardista y bella».
Carlos Ferrater, muy satisfecho de estar en una ciudad a la que se siente ligado por razones familiares -su abuela era de Gordexola- y profesionales -«Bilbao se ha convertido en un icono de la arquitectura»- explicó que su estudio, en el que trabajan también sus hijos y su yerno, basa parte de su éxito en lo que tiene de «laboratorio de investigación». Ese taller es el que trabaja en pasar «de la idea al espacio» mediante la geometría, utilizándola como mecanismo de exploración y experimentación de ideas.
Ferrater, muy pendiente siempre de la luz, construye obras «blancas», con un aire de pulcritud y pureza, y minimalistas. Pero una de las cosas que más llama la atención de su obra es la búsqueda de soluciones adecuadas al lugar, en las que prima la elegancia y la sencillez. Preocupado por la urbanidad de las ciudades, Ferrater advierte que una arquitectura que se olvida de su cometido social «queda reducida a mero espectáculo».
A Carlos Ferrater le preocupa en todos los casos vincular su arquitectura al lugar concreto. Le gusta partir de la cultura de una ciudad o un pueblo y luego trabajar desde la abstracción.
Lugar: Museo de Bellas Artes de Bilbo (Plaza del Museo, 2).
Fecha: Hasta el 15 de julio.
Comisarios: Javier Cenicacelaya, Luis Domínguez Viñuales.
En la exposición abierta en el Bellas Artes se incluye la maqueta de los dos edificios de viviendas que Carlos Ferrater ha proyectado para Abandoibarra. Son dos bloques que irán junto a la Torre Iberdrola de César Pelli, y cuyas fachadas llamarán la atención por sus formas irregulares. «Están muy pensados para esta ciudad. Hemos mirado a la tradición, a la cultura, a los materiales vinculados a este lugar. Hay que hallar el código génetico del lugar antes de ponerse a proyectar». Estos edificios estarán caracterizados por «nuevas tipologías que no son las habituales de las viviendas», según Ferrater. «Queríamos ir un poco más allá, y hemos pensado mucho cómo plantear su presencia junto al Puente de Deusto y la Ría. El acero, un material pegado a la tradición de esta ciudad, será el protagonista. Entre la casa y la calle estableceremos una especie de colchón climático e intermedio con espacios que se pueden mover y cambiar conforme las necesidades del clima, de la luz, de la privacidiad. Eso es lo que le dará vida al edificio. Es la base de nuestra propuesta, algo muy mediterráneo».
K.A.