A corto plazo, que EA haya ayudado a desplazar al PNV de algunas alcaldías debilita su posición negociadora en Gipuzkoa. A más largo plazo, lo ocurrido puede servir de munición a quienes en el PNV no ven futuro al tripartito

Está claro que la derecha ha vuelto a ganar en Ipar Euskal Herria. Sin embargo, al igual que en el Estado, el azul de la tan cacareada ola de la UMP no ha sido tan intenso porque el voto rosa, que ha aglutinado a la oposición, lo ha diluido. Una tendencia ésta que se viene confirmando en las últimas citas electorales. Sin grandes sobresaltos cuantitativos pero, poco a poco, la izquierda está comiendo terreno a la derecha.

Con los palestinos liados a palos, EEUU y la UE prometen ahora la zanahoria al Gabinete no electo de al-Fatah en Cisjordania. Hasta Israel le hace promesas, aunque le exige, como contrapartida, «moderación negociadora». Ni las formas se guardan hace tiempo en Oriente Medio.

La esperada «marea azul» de Nicolas Sarkozy en la Asamblea Nacional no fue tanto como se esperaba. El PS aprovechó la polémica sobre el «IVA social» y mejoró los resultados de la Asamblea saliente. Así, Sarkozy podrá impulsar sus reformas, pero con oposición.

Además de que la propia legislación española ofrece cauces para posibilitar el respeto de la voluntad expresada en las urnas, Zaldibia demostró ayer que sólo hace falta voluntad política para cumplir con ese objetivo. El Ayuntamiento se constituyó finalmente con acuerdo. En Ondarroa todo parece abocar a una gestora, y ahora el PNV intenta abortar cualquier opción de que la izquierda abertzale se haga con la Alcaldía.