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Sarkozy podrá impulsar sus reformas, pero con la oposición de un PS reforzado

La esperada «marea azul» de Nicolas Sarkozy en la Asamblea Nacional no fue tanto como se esperaba. El PS aprovechó la polémica sobre el «IVA social» y mejoró los resultados de la Asamblea saliente. Así, Sarkozy podrá impulsar sus reformas, pero con oposición.

GARA | PARÍS

Tras las elecciones legislativas del domingo, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, dispone de la mayoría parlamentaria suficiente para impulsar las reformas conservadoras que ansía, pero tendrá que hacer frente a una oposición liderada por el PS que será más fuerte que lo que pronosticaban las encuestas.

A ello, hay que añadirle la derrota sufrida por el número 2 de su Gobierno, Alain Juppé, en su circunscripción de Burdeos. La obligada dimisión de Juppé al frente del nuevo «superministerio» de Ecología se ha presentado como uno de los símbolos de «la resistencia de la izquierda a la ola azul» de Sarkozy en la segunda vuelta de las legislativas.

Seis semanas después de su triunfo en las presidenciales, la UMP de Sarkozy logra una clara mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Aunque los sondeos preveían un parlamento casi unipartidista (hablaron de 470 diputados de un total de 577), el partido de la derecha francesa se ha quedado en 318 escaños. Es decir, pierde 41 respecto a la Asamblea saliente.

El PS, en cambio, tiene más diputados que antes de celebrarse las elecciones: 190 actualmente frente a los 149 salientes. En cualquier caso, sigue sin poder hacer sombra a la UMP en la Asamblea Nacional.

Un dirigente de la UMP, Patrick Devedjian, subrayaba ayer la paradoja de la victoria amarga que ha cosechado la derecha. «Es la primera vez que una mayoría absoluta saliente consigue de nuevo otra mayoría absoluta y se interpreta con un poso de melancolía».

Los responsables de la mayoría parlamentaria atribuyen este resultado «decepcionante» a la voluntad de los franceses -un 40% se abstuvo en la segunda vuelta- de equilibrar los poderes en la Asamblea, pero también a la polémica sobre el «IVA social», que el Gobierno anunció entre las dos vueltas y que fue calificado como «injusto» por el PS. De este modo, el PS ha podido tener un motivo para enfrentarse directamente a la UMP y evitar la «marea azul».

La decisión definitiva sobre el «IVA social», que supondrá un incremente de este impuesto indirecto y una bajada de las cotizaciones sociales, se tomará a finales de julio, según anunció ayer el ministro de Presupuestos y Cuentas Públicas, Eric Woerth.

Cambio de gobierno

Por su parte, Sarkozy se enfrenta ahora al reto de reformar el Gobierno que nombró tras ser elegido presidente de la República, comenzando por sustituir a Juppé, lo que no parece fácil. En primer lugar, porque el «Superministerio» de Ecología y Desarrollo Sostenible era un traje hecho a medida para Alain Juppé.

Se barajaban ayer varios posibles sustitutos de Juppé, como el ex ministro de Exteriores Michel Barnier, o el actual titular de Economía, Jean-Louis Borloo, que a su vez sería reemplazado en su puesto por el jefe de la aseguradora Axa, Henri de Castries.

Otras ideas que se mencionaban en la prensa de ayer era que el «superministerio» se disgregara o que el propio Fillon se quedara con él y reparta sus competencias entre diversos secretarios de Estado.

La mención de Borloo como posible sustituto de Juppé puede sorprender, ya que en la UMP se le culpa de causar la polémica sobre el «IVA social».

Otra dificultad de Sarkozy y de Fillon para formar el nuevo Gobierno será encontrar candidatos «de izquierda», como Bernard Kouchner (Exteriores), en un momento en el que PS quiere jugar la carta del contrapeso a la UMP en la Asamblea Nacional y amenaza con la expulsión fulminante a quienes formen parte del nuevo Ejecutivo.

DIVORCIO DE ROYAL

La ex candidata del PS Ségolène Royal criticó ayer que la difusión de su ruptura sentimental con el secretario general del partido, François Hollande, se difundiera en los medios en plena noche electoral. «No es casualidad», señaló.

La reforma constitucional ya no es posible para la UMP

El objetivo de reformar la Constitución francesa que buscaba Nicolas Sarkozy se le complica notablemente, ya que la UMP necesitará alianzas para conseguirlo, ya que no dispone de suficiente poder para conseguirlo.

Cualquier revisión constitucional debe ser votada por una mayoría de tres quintos del Parlamento -es decir, la Asamblea Nacional y el Senado en sesión conjunta- o ser aprobada por un referéndum popular.

Esta mayoría parlamentaria de tres quintos supone tener 545 escaños de un total de 908 diputados y senadores. Tras los resultados del domingo, la UMP no tendrá más que 473 escaños, de los que 318 serán miembros de la Asamblea Nacional y 155 senadores. En el Senado, la UMP perdió la mayoría absoluta en la renovación trienal de 2004.

El primer minstro François Fillon confirmó en una entrevista publicada el viernes que la reforma constitucional que desea Sarkozy, que debe permitir al Jefe del Estado comparecer ante el Parlamento, podría ponerse en marcha «a partir de otoño».

La posibilidad de que el presidente pueda dirigirse al Parlamento está en el programa de Sarkozy. El artículo 18 de la Constitución únicamente le permite enviar mensajes, pero no comparecer en ninguna de las dos cámaras. GARA

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