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El drama del pueblo palestino

Bruselas secunda a EEUU en su plan de financiar a Abbas

Con los palestinos liados a palos, EEUU y la UE prometen ahora la zanahoria al Gabinete no electo de al-Fatah en Cisjordania. Hasta Israel le hace promesas, aunque le exige, como contrapartida, «moderación negociadora». Ni las formas se guardan hace tiempo en Oriente Medio.

GARA | RAMALLAH

El Gobierno estadounidense y su subalterna, la Unión Europea, no han esperado siquiera a que concluyera ayer la primera reunión del Gabinete de urgencia de al-Fatah en Cisjordania para prometer el final de su embargo contra la población palestina, vigente desde la aplastante victoria en las urnas de Hamas en las elecciones de finales de enero del año pasado.

Hasta el Gobierno israelí se ha mostrado dispuesto a levantar su embargo y a descongelar los fondos de impuestos y aduanas que adeuda a los palestinos.

Promesas que, a última hora de ayer seguían sin ser efectivas, y que, a tenor de la cargada agenda de contactos entre estas tres instituciones que se han convertido en pilares de una política que ha provocado la guerra civil abierta entre los palestinos, no llegan exentas de contrapartidas.

El cónsul de EEUU en Jerusalén, Jacob Walles, se entrevistó ayer con Salam Fayyad -economista respetado en Occidente-, aupado el pasado fin de semana al cargo de jefe del citado Gabinete por el presidente de la Autoridad Palestina (ANP), Mahmud Abbas desde su refugio en Cisjordania. Walles prometió que EEUU «reanudará la cooperación con este Gobierno» tras haber boicoteado los anteriores ejecutivos palestinos cuya formación fue encargada por el electorado a Hamas.

Apoyo de Bush

Un portavoz de Abbas, Nabil Abu Rudeina, alardeó de que el presidente estadounidense, George W. Bush, ofreció en conversación telefónica todo su apoyo al presidente de la ANP.

Mientras Washington estudia reanudar la ayuda directa a los palestinos, pero limitándola al entorno de Abbas, los ministros de Exteriores de los Veintisiete anunciaron desde Luxemburgo la reanudación inmediata del apoyo financiero a las instituciones ligadas a al-Fatah.

Los jefes de la diplomacia de los miembros de la UE anunciaron su intención de pedir ayer mismo a su homóloga israelí, Tzipi Livni, que levante su embargo y trate de apuntalar así al Ejecutivo de al-Fatah.

Recién llegado a Washington, y en vísperas de ser recibido por el propio Bush, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, mostró su disposición a poner fin al bloqueo e incluso prometió «mejorar las posibilidades de desplazamiento en Cisjordania». No habló de Gaza.

Contrapartidas

Sí apuntó, por contra, lo que podría suponer una contrapartida que Israel y Occidente exigirán a al-Fatah a cambio de la reanudación de la ayuda: «Estamos dispuestos a discutir con Abbas del horizonte político que permitirá, al final, un acuerdo entre nosotros y los palestinos», anunció Olmert, adelantando, con sus propias palabras, que el apoyo a los «moderados» de al-Fatah será directamente proporcional al grado de «moderación» -léase entreguismo- que sean capaces de mantener en una eventual reanudación de las negociaciones, hasta ahora siempre asimétricas entre la partes israelí y palestina.

Además de condicionada, cabe reseñar que la promesa de fin del bloqueo se limita a Cisjordania, nunca a Gaza y a su largo millón de habitantes.

La UE trató de salir del paso de esta discriminación criminal prometiendo que mantendrá su nivel y formato de «ayuda humanitaria» que rige desde el triunfo de Hamas, una «ayuda» -mejor dicho, una falta de ella- que está en el origen de la crítica situación que viven hoy los territorios ocupados.

Como siempre, el Gobierno estadounidense fue mucho más sincero al asegurar que, en todo caso, Hamas será responsable de lo que ocurra al millón y medio de habitantes de la Franja.

La mayoría de los analistas coinciden en que Washington se limitará, de momento, a aceptar los hechos consumados en Gaza y que utilizará sus promesas como palanca para forzar la reanimación de un «proceso de paz» moribundo. Una apuesta no exenta de riesgos, habida cuenta de los sucesivos fracasos de la estrategia estadounidense en Oriente Medio, fracasos cuyo mayor paradigma fue precisamente la victoria de Hamas en las últimas elecciones democráticas celebradas en los territorios ocupados por Israel.

Fracasos de los que no está exento el Gobierno israelí. Si a primera vista los analistas conceden que Israel ha logrado su objetivo de aislar Gaza y de convertir a los territorios ocupados en Bantustanes -emulando a la Suráfrica del Apartheid-, no falta quien alerta de que, como le ocurrió en otros escenarios (Líbano), el problema le terminará reventando en la cara.

A primera vista, el sueño que albergaba Ariel Sharon con su desconexión de Gaza hace ahora dos años y su política de debilitamiento progresivo de la ANP se ha cumplido. «Israel quería separar Gaza de Cisjordania y ansía separar Jerusalén Este y el valle del Jordán del resto de Cisjordania. Era, básicamente, la idea-fuerza tras la retirada de Gaza», sostiene Akiva Eldar.

No obstante, Menahem Klein, especialista en relaciones palestino-israelíes, advierte de que «esta situación sirve a Israel hasta cierto punto, porque los israelíes piensan en términos tácticos, no estratégicos».

Klein aplica un paralelismo con la táctica seguida por Israel contra el sur de Líbano y su lucha contra Hizbulah. «No sirvió en Líbano ni servirá en Gaza».

Llamamiento de Hamas

El portavoz de Hamas en la Franja de Gaza, Sami Abu Zuhri, pidió a las cancillerías del mundo, especialmente a las árabes, que no reconozcan al Gabinete «ilegítimo» de al-Fatah y advirtió contra todo tipo de «intervenciones en los asuntos internos palestinos».

El ministro sirio de Exteriores, Walid Mouallem, instó a los palestinos «a unir fuerzas» y llamó a todos a «trabajar por esa unidad sin apoyar a una parte a expensas de la otra».

El Gobierno iraní calificó el Gabinete de al-Fatah como «contrario a la democracia» y llamó a los palestinos a reforzar el Gobierno legítimo en torno al islamista Ismail Haniyeh. «La formación de otro Gobierno debilita a Palestina y es precisamente lo que ansía el régimen sionista y sus aliados, especialmente EEUU», recordó.

CISJORDANIA

Miembros de al-Fatah quemaron durante la noche en Ramallah la casa del presidente del Parlamento, Aziz Doweik. Se da la circunstancia de que Doweik, miembro de Hamas, es prisionero de Israel desde hace un año.

Abbas aprovecha la crisis para desembarazarse de Dahlan

El presidente de la ANP disolvió el Consejo de Seguridad Nacional, organismo bipartito presidido hasta ahora por el líder de al-Fatah en Gaza, Mohamed Dahlan. Dirigentes de al-Fatah han pedido ya abiertamente su cabeza, al considerarle uno de los grandes, si no el principal, responsable de la actual crisis interpalestina.

GARA

GAZA

La cadena de televisión Al Jazeera emitió a última hora del domingo un vídeo en el que los captores del periodista de la BBC Alan Johnston niegan acuerdo alguno para su puesta en libertad y amenazan con ejecutarle si no satisfacen sus demandas.

El Gobierno de Haniyeh apuntala el orden y la seguridad en la Franja de Gaza

El Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas) continuaba ayer con el apuntalamiento de la seguridad y el orden en la Franja de Gaza.

El primer ministro del Gobierno salido de las últimas elecciones, Ismail Haniyeh, nombró nuevos jefes de los Servicios de Seguridad -servicios que al-Fatah se negó a entregarle tras su derrota en los comicios-, mientras que su Fuerza Ejecutiva anunció medidas para restablecer la seguridad.

Miembros de esta fuerza policial comenzaron a hacer una ronda por los negocios mayoristas y por las tiendas para advertir de que el Gobierno aplicará sanciones si suben los precios o especulan sobre los productos de la canasta básica.

Paralelamente, voluntarios de Hamas reclutados en las mezquitas hacían ayer la función de policías de tráfico en los cruces para sustituir a los agentes fieles a al-Fatah. Uno de ellos, Luay Zayegh, aseguraba a France Press que se ha comprometido para realizar esa función «durante diez días».

Ataviado con una camisa fluorescente y con una gorra verde (el color de Hamas), trataba ayer de organizar el tráfico en el cruce de la Saraya, antiguo centro neurálgico de los Servicios de Seguridad fieles al presidente Abbas.

Al margen, miembros de la Fuerza Ejecutiva observaban el tráfico, armados con sus kalashnikov. «Ellos intervienen si alguien nos causa problemas o no obedece, pero hasta ahora no ha sido necesaria su presencia», señala Zayegh, que afirma contento que «los automovilistas cooperan con nosotros».

Uno de ellos, Ziyad, confiesa que no está entusiasmado con la asunción de todo el poder en la Franja por parte de Hamas. «Pero espero que logren una mejora en el orden y en la seguridad», augura este conductor de taxi de 27 años de edad.

En el paso de Eretz, cientos de palestinos mostraban ayer su desesperación por la negativa del Ejército israelí a dejarles huir de Gaza con destino a Cisjordania. «Si no nos dejan ir a Cisjordania, que nos den asilo político en algún país árabe, en Europa, en EEUU, donde sea», clamaba desesperado Amr, antiguo funcionario de la Presidencia de la ANP.

Como él, decenas de funcionarios y miembros de los Servicios de Seguridad fieles a Abbas seguían amontonados junto a sus familias. Delante, el Ejército israelí, que disparaba ráfagas al aire para hostigar a los concentrados. Detrás, a cientos de metros, la Fuerza Ejecutiva de Hamas. Uno de ellos confirmaba que «hay gente que quiere irse pero los temores a represalias son injustificados. No hay por qué huir. Ya no hay combates en las calles y todo está en calma. La Franja de Gaza es ya un territorio seguro», afirmaba.

Sakher ABU EL-UN

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