Contraplano
Estamos como en fin de temporada y apetece hacer algún tipo de reflexión sobre lo acontecido televisivamente. Parece como si la tomatina hubiera alcanzado a otros rublos catódicos. Si uno se fija, «El rondo», que emitía La 2 la noche de los domingos, es una suerte de tertulia desbocada, con el Real Madrid como único fin y principio, en donde a falta de argumentos se gritaba, se insultaban entre los tertulianos y se dejaba pasar los minutos sin que no aconteciera nada más que esas discusiones. La rumorología a base de, por ejemplo, dar nombres de fichajes, de cambios de cromos, de asuntos que nunca se comprueban y que si suceden «ya lo decía yo», pero si no suceden, como acostumbraba a ser lo más habitual, el silencio u otra burrada soltada a modo de intoxicación cubría el expediente. Mirado así, es cierto, esto es algo parecido a los programas de salchichón y vísceras, aunque con ínfulas.
En el ámbito de lo supuestamente político, lo que más se asemeja a este griterío es «59 segundos», colocado estratégicamente por el actual equipo directivo de TVE en un horario más difícil, es decir, como si quisieran huir de toda posibilidad de que una masa crítica suficiente se abocara todavía más a la náusea por la falta de rigor y de ideas de sus más gritones representantes políticos o periodísticos. Nada invita más a acudir al entretenimiento, el porno o la ingesta de pasteles hasta la extenuación que este programa en el que los intereses partidistas se confunden con los económicos y en los que algunos periodistas parecen formar parte del núcleo duro de los partidos mayoritarios.
Estamos, pues, en el plano y el contraplano, en el «y tú más», pero solamente ante las cámaras de televisión, porque después vemos con absoluto estupor cómo el entendimiento entre PP y PSOE es realmente un frente españolista en el que piden paso Imaz e Ibarretxe, en contra de cualquier posibilidad de cambio real para encontrar vías de solución al conflicto. Freno, marcha atrás, inconsciencia o planificación de prebendas y trazados de ferrocarril. Y en ETB queriendo simular la equidistancia, con un tono melifluo que provoca risa.