La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que busca llegar a un acuerdo sobre el nuevo tratado reformado comunitario comenzó a media tarde de ayer en la sede del Consejo Europeo, donde la anfitriona del encuentro y canciller alemana, Angela Merkel, iba recibiendo a sus colegas.

Merkel garantiza que tendrá en cuenta al mismo tiempo «las preocupaciones de todos los países» y que se las toma «muy en serio». En este sentido, señaló que el objetivo es que «todo el mundo tenga la oportunidad de expresarse», de manera que se pueda adoptar un «compromiso» en cumbre sobre el nuevo Tratado que sustituya a la fallida Constitución europea.

Fuentes comunitarias indicaron que Merkel tenía intención de convocar una reunión plenaria de todos los líderes sólo si percibía que había una base suficiente para cerrar un acuerdo, hasta entonces se limitó a mantener reuniones bilaterales con los estados más problemáticos. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, aseguró que es «posible» alcanzar un acuerdo, pero admitió que serán unas negociaciones «difíciles» y «muy duras».

Mientras, las manifestaciones de los líderes europeos a su llegada a Bruselas coincidieron tanto en la necesidad de lograr un acuerdo para salir del atasco institucional como en la dificultad de la tarea. En más duro fue probablemente el primer ministro británico, Tony Blair, que asiste a su última cumbre y parace no estar dispuesto a ceder un ápice de protagonismo, al augurar que las negociaciones serán «muy duras» y que Londres no cejará en su empeño de conseguir cambios en cuatro áreas de la propuesta alemana.

Aludió a la primacía del derecho británico sobre el comunitario, a su negativa a un ministro de Exteriores europeo que merme la política exterior británica, a no modificar la legislación en temas de Justicia e Interior y a su rechazo los ámbitos en los que un Estado miembro podrá imponer su veto.

Tampoco mostró una especial flexibilidad el primer ministro polaco, Jaroslaw Kaczynski, que en declaraciones al diario polaco «Rzeczpospolita» amenazó con vetar el acuerdo si no sale adelante su propuesta para modificar el sistema de voto por doble mayoría -el 55% de los miembros y el 65% de la población europea- mediante un sistema basado en la raíz cuadrada de las poblaciones. Sin embargo, quien acudió a la cumbre fue su gemelo y presidente, Lech Kaczynski, lo que parecía augurar posibilidades de acuerdo.

Madrid, París y Roma decidieron tomar la iniciativa para apoyar firmemente la propuesta alemana, «evitar una dinámica de recortes», tras comprobar que algunos países pretenden «abrir elementos centrales» del compromiso alemán, y lograr «cuando antes» un acuerdo.