La Policía española detuvo ayer a cuatro jóvenes en Gasteiz, a los que Alfredo Pérez Rubalcaba calificó como «el núcleo dinamizador» de la kale borroka en Araba. Ese es el titular debidamente cocinado en el Ministerio del Interior. Sin embargo, esa información tiene una cara oculta que pone en cuestión la limpieza de la operación al tiempo que cuestiona su propia razón de ser.

En primer lugar es preciso constatar la violencia con la que se emplearon los agentes policiales y que se extendió a familiares de algunos de los detenidos o de personas a las que fueron a buscar y no encontraron. Son los golpes y los gestos despectivos incluso a los agentes judiciales que no se traslucen nunca en las impolutas ruedas de prensa del ministro. En segundo lugar hay que llamar la atención sobre el hecho de que una de las personas buscadas vive hace tiempo fuera del domicilio familiar al que fueron a buscarle e incluso fuera de Gasteiz. ¿Qué tipo de información tenía la Policía sobre él cuando desconocía un dato tan elemental?

Este hecho, así como que alguno de los arrestados ya había sido detenido con anterioridad, no invita a pensar que sea una operación de cirugía contra un «núcleo dinamizador», sino más bien una redada a bulto de jóvenes «marcados» para ver qué se consigue después con sus interrogatorios.