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Maite Soroa

Nafarroa a vueltas

 

Conocen la lectora y el lector, a buen seguro, la trifulca en torno a las declaraciones de Esperanza Aguirre en las que pedía un gobierno foral de UPN y PSN presidido por Puras. Los de Sanz se han sulfurado y, por contra, Ildefonso Ussia en «La Razón» aplaudía como un palmero flamenco. Según Ussia se trata, «de una edificante y ejemplar renuncia», porque «Si UPN (...) ganador con amplio margen en Navarra, cede a los socialistas la presidencia del viejo Reino, y éstos rechazan el favor y la renuncia, sabríamos (...) los verdaderos planes de Zapatero respecto a Navarra y hasta dónde han podido llegar sus vergonzosos compromisos con el nacionalismo vasco y el estalinismo proetarra». Y si le hace caso, miel sobre hojuelas: «De aceptar la presidencia del Gobierno de Navarra con el apoyo de los ganadores de las elecciones, el socialismo demostraría que todavía existen asuntos fundamentales e innegociables en su proyecto y en su conciencia». Y siguen las advertencias: «Si el PSN, siguiendo instrucciones de Madrid, pacta con `Nafarroa Bai' y otros partidos con escasa representación para gober- nar Navarra, lo sabremos todo». El caso es asustar a su clientela: «Si el PP renuncia a gobernar en minoría, apoya al PSN y éste no acepta la oferta, podremos asegurar que España es gobernada por un gabinete traidor». Y es que, «Sin Navarra es imposible el sueño esquizofrénico de la `Nación Vasca'».

Aquí llega lo mejor: «La frasecita ambigua de `Navarra será los que los navarros quieran' es inaceptable (...) Navarra no puede ser `lo que los navarros quieran' con el actual sistema electoral. Navarra será siempre lo que los españoles quieran, como Cantabria, Asturias, Cataluña, Andalucía y Vasconia. O Zapatero es un intrépido, o es un irresponsable, o es un soberbio, o es un traidor. Las tres primeras opciones son perdonables y discutibles. La cuarta no toleraría ni la ilusión de la pequeña duda». Para terminar, la soflama patriótica: «Que se manifiesten y nos demuestren a todos, los navarros y el resto de los españoles, que Navarra va a seguir siendo Navarra, Foral y española. Conservadora o socialista, con mayoría de derechas o de izquierdas, pero siempre Navarra. Y si para ello es necesaria la renuncia a gobernarla durante cuatro años, se cede el poder en beneficio de España. Todo menos entregar Navarra al sangriento y sangrado anhelo imposible de los nacionalistas». Terminarán con un ataque de nervios.

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