asalto al reducto islamista
El Ejército paquistaní masacra a los rebeldes de la Mezquita Roja
El asalto a la Mezquita Roja de Islamabad, ordenado tras el último fracaso negociador por el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, para acabar con la resistencia de los estudiantes islámicos, se saldó con la muerte de decenas de ellos, cincuenta según fuentes militares y más de un centenar, según otras. Entre las víctimas mortales se encuentra el clérigo y líder de los resistentes Abdul Rashid Ghazi, abatido durante un fuego cruzado.
GARA | ISLAMABAD
El asalto al complejo religioso que alberga la Mezquita Roja de Islamabad se produjo tras el fracaso, después de once horas, del último intento de negociación con el clérigo Abdul Rashid Ghazi, líder de los islamistas y estudiantes que resistían en el recinto desde hace una semana, que buscaba su rendición y la de sus seguidores.
El presidente paquistaní, Pervez Musharraf, dio orden de asaltar el lugar después de que el acuerdo se frustrara cuando Ghazi pretendió que los delegados religiosos del equipo negociador y los periodistas entraran en la mezquita para la firma del acuerdo, según el cual se le permitiría salir libre del lugar -aunque permanecería durante diez años en arresto domiciliario- a cambio de que entregara a los «radicales extranjeros» atrincherados en su interior.
Los intensos combates que se produjeron desde ese momento debido a la «dura resistencia», en palabras del portavoz del Ejército, Waheed Arshad, de los amotinados se prolongaron durante al menos dieciséis horas -y no las tres o cuatro que preveían las autoridades- y se saldaron, según la cadena local GEO TV, con unos 70 militantes armados y estudiantes muertos -150 según otras fuentes- y ocho fallecidos entre las fuerzas militares de élite. Arshad rebajó esa cifra hasta 58, sin distin- guir entre integristas islámicos y estudiantes desarmados.
Prohibición
Los medios paquistaníes temían que la cifra fuera mucho mayor, pero el acceso al hospital donde estaban siendo trasladadas las víctimas -en un continuo ir y venir de ambulancias- fue prohibido a los periodistas por una directiva militar que también les prohibía acercarse al complejo religioso.
Poco después del comienzo del asalto, las tropas paquistaníes lograron «despejar» buena parte de la mezquita y de la adyacente madrassa, Jamia Hafsa, a la que accedieron por sus cuatro costados, y donde rescataron a 25 menores, se rindieron 37 mujeres y detuvieron a medio centenar de rebeldes -entre ellos a la esposa e hija del líder de la Mezquita Roja, Abdul Aziz, arrestado el miércoles-.
Pero el panorama se complicó en este edificio, mucho más grande y robusto que el templo, donde tuvieron lugar los enfrentamientos más duros después de que los amotinados se atrincheraran en sus sótanos, tras abandonar las azoteas en las que habían tomado posiciones para responder al ataque de las fuerzas de seguridad con lanzacohetes, fusiles de asalto y granadas de mano.
Durante la operación, el portavoz militar señaló que el Ejército buscaba asegurar la liberación de todos los rehenes -ya que el Gobierno ha mantenido a lo largo de esta crisis que los centenares de estudiantes que permanecían en el interior del recinto eran rehenes a los que los islamistas utilizaban como escudos humanos- y que no le preocupaba la suerte del clérigo y líder de los resistentes, Abdul Rashid Ghazi, cuya detención con vida ordenó Musharraf.
Muerte de Ghazi
Esta orden no pudo cumplirse ya que, según informó Waheed Arshad, Ghazi murió precisamente en los sótanos de la madrassa femenina en un fuego cruzado, aunque algunas informaciones apuntaban a que fue abatido por los soldados.
Según la versión oficial, las tropas irrumpieron en esa zona, donde ofrecía resistencia el «núcleo duro» de los islamistas y donde se ocultó durante horas el clérigo radical con una herida en la pierna. Este relato añade que se ofreció a Ghazi una última ocasión de rendirse, que él aceptó pero no sus acompañantes, que «se lo impidieron abriendo fuego contra los comandos del Ejército». En el tiroteo, explicó el secretario de Interior, Kamal Shah, murieron tanto el clérigo como quienes estaban con él.
Horas antes de su fallecimiento, en declaraciones a la cadena Ary, Ghazi informó de la muerte de su madre durante el asalto militar y indicó que las instalaciones estaban siendo atacadas desde todos los puntos. En su último mensaje se mostró seguro de que moriría en breve e instó a sus seguidores a «vengar mi muerte y emprender una guerra para librarse del agente norteamericano que ha tomado como rehén a todo Pakistán a punta de pistola», refiriéndose a Musharraf, así como a mantener viva su «misión» de imponer la «sharia» en el país.
Con el asalto a la Mezquita Roja, Musharraf ha pretendido poner de manifiesto su mano dura con el islamismo radical que ha crecido de forma importante en Pakistán desde su alineamiento con EEUU tras el 11-S y de la invasión de Afganistán. Sin embargo, ha sido la tolerancia del Gobierno la que ha permitido su propagación, ya que algunos analistas apuntan a que las autoridades, durante años, fomentaron el «extremismo» para que sirviera a sus intereses en Afganistán y en Cachemira.
La Administración Bush expresó su respaldo a la decisión del Gobierno paquistaní de asaltar la Mezquita Roja, que calificó de «responsable» ante «la amenaza de los extremistas».
26 marzo
Estudiantes secuestran a tres mujeres a las que acusan de regentar un burdel.
6 abril
El clérigo Abdul Aziz amenaza con atentados suicidas si el Gobierno no impone la «sharia» y crea un tribunal encargado de su observancia.
9 abril
El tribunal exige la dimisión de la ministra de Turismo por abrazar en un acto público a su entrenador de parapente.
10 abril
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19 mayo
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23 junio
Estudiantes secuestran a varios trabajadores chinos de una clínica de acupuntura que dicen es un burdel.
28 junio
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3 julio
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4 julio
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8 julio
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10 julio
Se inicia el asalto tras fracasar el último intento de negociar.