PSE y PP criticaron ayer que el tripartito pretenda volver a retomar las bases del Nuevo Estatuto Político. Entre tanto, la portavoz del Gobierno de Lakua dijo «constatar con sorpresa» que cada vez que se menciona el llamado Plan Ibarretxe «hay gente que se pone enormemente nerviosa». Según Miren Azkarate, la propuesta «contiene los mimbres de lo que tiene que ser la solución a los problemas que tiene esta sociedad».

No es de la misma opinión el portavoz de la Ejecutiva del PSE, Rodolfo Ares, quien a través de una nota señaló que «Ibarretxe, Egibar, Azkarraga y Ziarreta siguen mezclando paz con reivindicaciones nacionalistas, trasladando la idea de que, para conseguir la paz, hay que aceptar las reivindicaciones que ellos y otros nacionalistas plantean».

«Frente a quienes tratan de resucitar fórmulas del pasado», Ares sostiene que sólo con diálogo y acuerdos será posible abordar una reforma del Estatuto que permita «seguir desarrollando nuestra autonomía dentro de España y de la Unión Europea, dotándonos de un marco jurídico compartido por todos, que asiente la convivencia, refuerce la pluralidad y mejore nuestro autogobierno».

Leopoldo Barreda, del PP, habló de «vuelta al pasado» que supone «la constatación del fracaso, la incapacidad y el agotamiento del tripartito».

Iniciativa

Desde el Gobierno de Lakua se insiste, por otra parte, en que el proyecto de Nuevo Estatuto ha sido debatido y aprobado en el Parlamento y es el que tiene mayor respaldo social y parlamentario. Miren Azkarate recordó que después de la ruptura del alto el fuego «el lehendakari, el Consejo Político y el Gobierno dijeron que no permanecerían de brazos cruzados» y que «es más necesaria que nunca la iniciativa política».

Azkarate no adelantó las propuestas que se presentarán en el próximo pleno de política general, a celebrar a finales de setiembre, puesto que ésa es labor que le corresponde al lehendakari «previa consulta y acuerdo con el Consejo Político».

La portavoz del Ejecutivo señaló que el Parlamento de Gasteiz «no puede imponer nada a las Cortes, pero tampoco viceversa, y por tanto ahí hay un debate que tendrá que producirse con un proceso de diálogo y negociación».