INSURGENTE Manuel F. Trillo Immanuel Wallerstein
El fantasma de Ermua
Han pasado diez años desde que enterraron a un concejal de Ermua. Han pasado veinte desde que enterraron a Lucía Urigoitia. Han pasado treinta desde que enterraron a los abogados de Atocha. (...) Hace sesenta años -en 1947- enterraron a los muertos por disparos de la Guardia Civil aplicando la ley de Bandidaje (...). Hace exactamente ese tiempo fue cuando se produjo el mayor exterminio de guerrilleros contra el fascismo mientras los países «democráticos» miraban hacia el lado que más les convenía, es decir, al color rojigualda de El Pardo. (...)
El fantasma de Ermua recorre los campos ibéricos -menos en Portugal, donde al menos los niños duermen- y su paseo por la estepas, los valles y los riscos de Sierra Morena y los altos del Moncayo, y en los rayos catódicos el fantasma dejó estupefactos a los españoles. Porque volvieron a rememorar un aconte- cimiento con todas sus imágenes. Cómo se quedarían si vieran la muerte en garrote vil de Salvador Puig Antich, de Granados y Delgado, o los fusilamientos en pleno centro del pueblo de Nerja de familiares de «fugados» por el padre de los hermanos Jiménez-Reyna (caso Gescartera), a la sazón coronel de la Guardia Civil. El fantasma de Ermua puede enseñarnos en qué condiciones quedan los torturados por los cuerpos de seguridad del Estado, caso de Mikel Zabalza, o cuánta cal viva hay que echar en un agujero para que desaparezca un cadáver. (...)
(...) El fantasma de Ermua se ha ido hasta el año que viene. Los fantasmas de cada uno de los 8.200 pueblos de esta España masacrada vagan solos por las cunetas y no tienen ese derecho a salir en la pantalla de mi vecino. Hay fantasmas vencedores, y hay fantasmas vencidos.