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«El de Euskal Herria es un conflicto de autodeterminación, de identidad»

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Andrea BARTOLI
Director de resolución de conflictos la universidad de Columbia

Andrea Bartoli es Director del Centro para la Resolución de Conflictos Internacionales de la Universidad de Columbia y fue asesor del anterior secretario general de la ONU sobre materias relacionadas con conflictos violentos y genocidios. Como mediador y miembro de la Comunidad de San Egidio, destaca su trabajo en procesos de paz en Mozambique, Somalia y Ruanda.

Iñaki IRIONDO

Andrea Bartoli ha visitado ya Euskal Herria en numerosas ocasiones. En el pasado vino invitado por Elkarri y últimamente por el Gobierno de Lakua, ya que forma parte de su grupo permanente de asesores. En estos días trabaja en el análisis de los resultados que va ofreciendo el Plan de Participación Ciudadana que el Ejecutivo autonómico puso en marcha en enero. Junto a William Weisberg, también miembro del Centro de la Universidad de Columbia, presentará su informe el próximo mes de setiembre.

¿Cómo definiría el conflicto que hay en Euskal Herria?

Es un conflicto de autodeterminación, de identidad. En mi opinión surgió cuando ser vasco era prácticamente imposible o podríamos decir que peligroso. Es un conflicto que se ha producido a lo largo de un periodo largo de tiempo y que va evolucionando. No ha surgido de repente y eso es algo de lo que a veces la gente no se da cuenta.

¿Entiende, por tanto, que existe una unión entre el conflicto político y el conflicto armado?

Claro.

¿La resolución debería conjugar ambos planos?

Por supuesto. Incluso iría más allá. Hay un conflicto político, hay un conflicto militar y la necesidad de que toda la sociedad realmente se involucre para encontrar una solución.

¿Cómo puede involucrarse la sociedad? En realidad, ¿esto de la participación de la sociedad no tiene algo de mito, porque al final son los partidos los que lo deciden todo?

Esta claro que los partidos políticos tendrían que encontrar una solución. Pero si Madrid y ETA por sí mismos no pueden encontrar una solución, está claro que la sociedad tampoco va a poder hacerlo.

¿Y qué puede hacer la sociedad?

El papel que tiene que jugar la sociedad es el de seguir ejerciendo presión y seguir pidiendo a todas las partes -a los partidos políticos, a Madrid, a ETA- que busquen una solución. Si no se busca algo no se encuentra. Ese es su papel, seguir haciendo presión.

¿Qué diagnóstico hace del periodo de alto el fuego, de cómo se han hecho las cosas?

Yo no sé como ha sido la dinámica interna de la negociación, cómo han sido las conversaciones. Pero lo que he oído, lo que he visto desde fuera, es que da la impresión de que se ha perdido una ocasión fantástica que no se ha utilizado bien.

Por lo que conoce y por la experiencia que tiene ¿puede detectar algunos aciertos y algunos fallos de este proceso de conversaciones?

Lo que yo diga no es importante. Tengo la esperanza de que sean los propios partidos los que aprendan de sus errores. Que miren hacia atrás y vean qué es lo que no se hizo, que se podía haber hecho. Que sean ellos mismos los que hagan ese ejercicio de reflexión. Habría que entender qué significaban realmente esas conversaciones para ambas partes y creo que en algún momento la comunicación quizá no haya sido de pleno entendimiento.

En este periodo se ha repetido mucho que «la paz no tiene precio político». Desde su conocimiento de la búsqueda de soluciones en otros conflictos, ¿cree que es una afirmación válida?

La paz, evidentemente, es algo muy valioso. Vale mucho. Pero lo que hay que ver es quién va a pagar ese precio, incluso el precio político. Quizá lo que ha ocurrido es que los partidos políticos entendían que no ganaban suficientemente con la paz y por eso no estaban dispuestos a pagar ese precio político. Hay que pensar y reflexionar más sobre todo esto.

En otra entrevista, en setiembre de 2006, usted dijo que Zapatero era un político seguro.

¿Sigue pensando lo mismo?

(Lo piensa durante 32 larguísimos segundos) No conozco personalmente a José Luis Rodríguez Zapatero ni he hablado con él directamente. Pero sí me gustó que en febrero, incluso después del atentado, seguía con las conversaciones, que estaba involucrado, que veía que era un proceso que sería largo y que él seguía ahí. Pero, por otra parte, todos vemos el resultado y no es positivo. Así no es fácil que confíes o tengas seguridad. Esperemos que recupere la confianza y la seguridad y se vuelva a involucrar.

El alto el fuego está roto. ¿Qué aconseja en estos casos la experiencia en la resolución de otros conflictos?

El alto el fuego es una promesa, una declaración de no utilizar la violencia. Aunque eso es algo que no se puede controlar, como se demostró con el atentado de Madrid. Ahora lo que han hecho es decir que son libres para volver a usar la violencia. De momento no la han usado. Es posible que ETA esté autocontrolándose, quizá esta posibilidad todavía exista. Pero desde el punto de vista internacional tú tienes que juzgar lo que se dice y lo que se hace, no lo que se oye, lo que supones...

¿Conviene mantener líneas de conversación o hay que darlo todo por roto?

Desde mi punto de vista el paso más importante que se debe dar ahora es el de la autorreflexión. Que todas las partes -Madrid, ETA y los mediadores- se pongan a reflexionar sobre el hecho de que durante un año ha habido una serie de posibilidades, de opciones, y no ha funcionado. Lo que tienen que analizar ahora es por qué no ha funcionado, qué es lo que se ha hecho, en qué ha fallado cada una de las partes y qué se puede aprender de estos fallos. Cuando se piensa en un proceso de paz se piensa en dos partes hablando, pero muchas veces de lo que se trata es de que cada cual hable consigo mismo. Es muy importante mantener la comunicación abierta. Pero si ese canal de comunicación es sólo para decirse cosas negativas que no van a ningún lado, quizá lo mejor es cortarlo, no tener la falacia de que siga funcionando. Un proceso de paz tiene que ser verdadero. Lo importante ahora es aprender del fracaso.

Lakua ha puesto en marcha un plan de defensa de los derechos civiles y políticos. ¿Qué opina de la situación de estos derechos en euskal Herria?

Hace falta que mejoren y que se cumplan porque son una clave para todo el proceso.

Batasuna está ilegalizada. Arnaldo Otegi, uno de los principales protagonistas de las conversaciones entre partidos, está encarcelado. ¿Qué le sugiere esta situación?

Es un momento triste en el que tenemos que seguir ejerciendo presión. Espero que la paciencia y la creatividad de la sociedad vasca sean más fuerte que todo esto. Y espero que no se sucumba a la tentación de responder desde la violencia, que sea un momento de autocontrol. A mi me sorprendió la reacción de Arnaldo Otegi diciendo que había que seguir con el diálogo.

Viendo el discurso del PP, del PSOE, del PNV y de la izquierda abertzale, parece que vivimos en mundos distintos. ¿Tiene esto solución?

Vivir en mundos distintos no está mal. Vivir todos en el mismo mundo sería algo aburrido. El problema no es ése, el problema es que no se permita la diferencia o que por una diferencia se decida utilizar la violencia. Eso es lo que puede ser peligroso. Se debe permitir que todo el mundo pueda decir lo que quiera de forma segura. Por ejemplo, antes, alguien como Joseba Azkarraga, que se declara independentista hubiera ido a la cárcel, porque no se diferenciaba entre abertzale, militante de ETA... En cambio, ahora puede estar en el Gobierno. El espacio político debe ser tal que cada cual pueda decir lo que quiera de forma segura.

No me refería tanto a la pluralidad de la sociedad vasca como ante las diferencias de visión sobre un mismo hecho. Por ejemplo, la respuesta del PP al proceso es sumamente extrema. ¿Se puede llega así a una solución?

Aznar no es Zapatero y las soluciones que eran posibles con Aznar no lo son con Zapatero y viceversa. No todos los españoles están representados por Zapatero ni por Aznar. Hay que llegar a acuerdos. Miren, Ian Pasley estaba en contra del Acuerdo de Viernes Santo y ahora está gobernando con el Sinn Féin.

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«Un proceso de paz tiene que ser verdadero. Lo importante ahora es aprender del fracaso. Que todas las partes, también los mediadores, analicen lo hecho»

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«La paz es valiosísima. Quizá lo ocurrido es que los partidos entendían que no ganaban suficiente con la paz y por eso no han querido pagar ese precio»

Derechos

«Hace falta que se mejoren y que se cumplan los derechos civiles y políticos, porque son una clave para todo el proceso»

«Creo que el Gobierno vasco debería ser más activo en todos los niveles del proceso»

Usted es miembro del grupo de asesores del Gobierno de Lakua ¿Cuál cree que es el papel de este Ejecutivo en un proceso de estas características?

Pienso que es muy importante. El lehendakari es el lehendakari. No es todo el País Vasco, no representa tampoco a todo el nacionalismo vasco, pero tiene un reconocimiento y tiene una importancia. La paz no será algo que venga sólo de la política de los partidos. Será un proceso de toda la sociedad vasca y en eso las instituciones políticas son muy importantes.

¿Qué tipo de iniciativas invitaría usted a tomar al Gobierno?

Hay tres niveles, el militar, el político y el de la sociedad. Creo que debería ser más activo en los tres niveles. En el ámbito de la sociedad con estos planes de participación que se están poniendo en marcha. Debería ser mucho más activo en el plano político, para que se piensen fórmulas para buscar una solución, como la mesa de partidos. Y también sería bueno para ETA y para Madrid que se implicara más en ese ámbito.

¿Cuál es el objetivo del informe que van a hacer sobre el Plan de Participación?

Abrirse a la sociedad es importante y está muy bien. Escuchar a la gente está bien, pero tiene un «peligro», que si te sugieren cosas luego tienes que hacerlas.

¿Su trabajo será el de ordenar y sistematizar todas esas sugerencias que la ciudadanía ha ido haciendo a través de los diferentes canales de participación o también van a aconsejar qué hacer con todas esas aportaciones?

Vamos a describir cómo ha sido el proceso, pero hay que tener en cuenta que esta es una experiencia novedosa y cuándo algo es nuevo no sabes muy bien qué vas a hacer al final. Daremos una serie de recomendaciones entre las que, evidentemente, también incluiremos nuestras propias reflexiones.

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