«Se trata de un grupo de jazz para la gente a la que no le gusta este estilo de música. El público sólo necesita poner la oreja». Así de contundente definía al grupo The Heckler Gotxi, uno de los responsables del sello discográfico Errabal. «Zalamea», el segundo trabajo del cuarteto The Heckler, reúne ocho temas compuestos por el impulsor y contrabajo del grupo, el colombiano Juan Pablo Balcázar.

Balcázar cuenta para el desarrollo de su proyecto musical con el saxo, la guitarra y la batería de Miguel Villar, Alejandro Mingot y Hasier Oleaga, respectivamente. Tres nombres que suenan conocidos, con especial intensidad en este mes que llena de jazz muchos rincones de Euskal Herria. Y suenan porque todos ellos se encuentran sumergidos en diferentes proyectos personales, además de su participación en The Heckler.

«Es como si cada uno fuera enviando postales; cada vez que les ves, percibes que han cambiando». Así explicaba Gotxi la forma de trabajo del cuarteto, en el que las aportaciones que cada componente hace después de haber experimentado en otras formaciones alimentan el proyecto; lo vuelven vivo. A «Zalamea» le ocurre lo mismo, no es música cerrada. Por ello, según explica Hasier Oleaga, desde que se grabara hace año y medio hasta la actualidad ha cambiado y se ha tranformado.

Un ritmo frenético

Por este motivo, los conciertos que ofrecerán este mes son una experiencia diferente a la que se puede escuchar en el disco. El grupo se encuentra ante un mes lleno de actuaciones, muchas de ellas enmarcadas en los festivales de jazz de Gasteiz y Donostia y los actos que se derivan de los mismos. Por ejemplo, hoy actuarán en el Jardín de Farelina de Gasteiz junto a Guillermo Klein y mañana visitarán el polideportivo de Mendizorroza. Tras pasar por Zarautz, acudirán a Donostia para dar varias actuaciones entre el día 25 y el 27. Y, por último, completarán el mes con conciertos en Arrasate, Bergara, Plentzia o Soraluze. Un ritmo frenético que afrontan con ganas.

El número de actuaciones resulta aún más sorprendente al tener en cuenta que se trata de un grupo que se gestiona y representa por cuenta propia. «Nos encanta tocar juntos». Simple y llano describe Juan Carlos Balcázar el secreto del cuarteto. Y es la amistad que mantienen los componentes el estímulo que les hace superar distancias y posibles complicaciones. Por ello, aunque cada uno viva en una ciudad diferente, han sabido mantener el proyecto vivo.

Barcelona fue el lugar de encuentro para los cuatro integrantes que vieron en la capital catalana su ciudad de adopción y formación. Parte de la cultura urbana de la que se nutrieron los cuatro músicos se vio directamente reflejada en su primer proyecto «The Heckler City». Tal y como explican, la música del cuarteto ha ido evolucionando y ha dejado atrás esta vertiente urbana para adentrarse en el lado más visual.

Referencias visuales

Es concretamente en este lado visual donde entra «Zalamea» que, como explica Balcázar, además de ser una palabra de una bonita sonoridad es el apellido de un pintor colombiano. Fue con un cuadro del artista donde el músico encontró la primera inspiración que desencadenó después el disco. «He tenido mucha relación directa con Gustavo Zalamea y de su obra es de donde nace la inspiración», explica el contrabajo del cuarteto. El músico consiguió adentrarse en el universo del pintor y compuso un jazz con referencias visuales claras. Por ello, el disco está adornado con pinturas cedidas por el artista colombiano y Balcázar le rinde así su «pequeño homenaje».